(NCRegister/InfoCatólica) Una propuesta para descentralizar la autoridad doctrinal en la Iglesia Católica generó una significativa oposición el miércoles durante el Sínodo sobre la Sinodalidad, según informaron tres participantes al *Register*.
La resistencia surgió cuando los delegados consideraron una propuesta en el instrumentum laboris del sínodo, o documento de trabajo, que sugería reconocer a las conferencias episcopales «como sujetos eclesiales dotados de autoridad doctrinal, asumiendo la diversidad sociocultural dentro del marco de una Iglesia multifacética».
Según fuentes del sínodo, varios delegados de diferentes grupos lingüísticos y orígenes geográficos expresaron preocupaciones de que esta medida fragmentaría la unidad de la Iglesia y relativizaría las enseñanzas católicas.
Un miembro del sínodo describió el grado de oposición como «tremendo». «La mayoría está claramente en contra. Abrumadoramente», dijo el delegado, que habló bajo condición de anonimato, dada la estricta confidencialidad del sínodo.
Otro delegado comentó al Register que la preocupación expresada por la asamblea respecto a la propuesta fue la más contundente hasta ahora en esta sesión del sínodo, que comenzó el 2 de octubre y concluye el 27 de octubre.
Desde la publicación del instrumentum laboris en julio, observadores teológicos y delegados del sínodo han indicado al Register que consideran la propuesta de otorgar autoridad doctrinal a las conferencias episcopales como uno de los temas más críticos en toda la agenda.
La descentralización de la autoridad doctrinal, o la decisión de ciertos asuntos doctrinales a nivel local en lugar de universal, ha sido vista como un paso clave para aquellos que buscan hacer cambios dramáticos en las enseñanzas católicas.
Por ejemplo, la necesidad de una autoridad descentralizada es defendida regularmente por los partidarios del Camino Sinodal Alemán, que ha impulsado cambios en la enseñanza de la Iglesia sobre la sexualidad y las órdenes sagradas reservadas solo a los hombres.
Las críticas a la propuesta del instrumentum laboris surgieron por primera vez el 16 de octubre, cuando los cinco grupos lingüísticos del sínodo presentaron un resumen de sus discusiones en pequeños grupos. Las fuentes indicaron que la preocupación por descentralizar la autoridad doctrinal fue más pronunciada entre uno de los grupos en francés y dos en inglés, en comparación con los grupos en español e italiano.
Las críticas continuaron durante las «intervenciones libres», o discursos, realizados por miembros individuales del sínodo ante toda la asamblea esta mañana.
Fuentes señalaron que algunos delegados individuales hablaron sobre la necesidad de evitar caer en el relativismo al presentar la fe a diferentes culturas; evitar cualquier cosa que pudiera dañar la unidad de la fe; que el papado y el episcopado son constituidos divinamente, mientras que las conferencias episcopales no lo son; y que la unidad y la catolicidad de la Iglesia están amenazadas si el matrimonio entre personas del mismo sexo es aceptable en un lugar y no en otro.
Medios católicos alemanes también informaron sobre la oposición, citando a un delegado del sínodo que dijo en una intervención: «¡Una fe fragmentada también significa una Iglesia fragmentada!»
Otro delegado expresó al Register que «la mayoría de las intervenciones no fueron en la dirección esperada», refiriéndose al aparente deseo de los organizadores de que la propuesta fuera ampliamente aceptada.
Intervención de un teólogo
La oposición fue tan significativa que parece haber llevado a los organizadores del sínodo a tomar la medida sin precedentes de permitir que un experto teológico, el padre Gilles Routhier, diera una presentación improvisada tras el descanso matutino ante toda la asamblea para intentar aclarar la propuesta y aliviar las preocupaciones.
Un delegado calificó esto como «altamente inusual» y dijo que «me sorprendió» porque los obispos y otros delegados del sínodo ya habían expresado sus puntos de vista sobre el tema.
Los delegados que hablaron con el Register dijeron que la presentación del teólogo francocanadiense pareció satisfacer a algunos en la asamblea, pero que aún mantenían sus preocupaciones.
Una fuente del sínodo dijo que el argumento del padre Routhier de que los concilios locales siempre han tenido autoridad doctrinal en la tradición de la Iglesia generó dudas sobre por qué era necesario extender esa autoridad a las conferencias episcopales. Otro miembro del sínodo expresó su preocupación de que el padre Routhier pareciera sugerir que la autoridad doctrinal de una conferencia episcopal estaría «basada en la jerarquía de verdades», lo que podría implicar que, aunque algunos dogmas centrales serían mantenidos por la autoridad universal de la enseñanza de la Iglesia en Roma, las conferencias locales podrían enseñar de manera autoritativa en otras áreas.
Este delegado dijo que espera que los organizadores tomen en cuenta la oposición a la propuesta al redactar el documento final del sínodo. De no hacerlo, «entonces sentiría, sinceramente, que estamos siendo manipulados por estos teólogos».
Ese documento final sería presentado al Papa Francisco, quien podría referirse a él al emitir su propio documento de enseñanza o incluso aceptar el texto tal como está, dándole autoridad magisterial.
Los debates del día sobre la descentralización de la autoridad doctrinal fueron mencionados en la rueda de prensa diaria del sínodo, donde los portavoces señalaron que las llamadas para evitar la fragmentación en la Iglesia surgieron en la asamblea.
El tema también se mencionó en un foro teológico vespertino sobre la relación entre las Iglesias locales y la Iglesia universal, con el cardenal Robert Prevost, prefecto del Dicasterio para los Obispos, hablando de la necesidad de distinguir qué tipo de descentralización podría permitirse para una inculturación necesaria y qué es esencial para la unidad de la Iglesia.
Un tema que viene de atrás
La idea de dar autoridad a las conferencias episcopales no es nuevo. El tema se abordó en la XX reunión del C9, consejo de cardenales que asesora al Papa, celebrada en marzo del 2018.
Por su parte, los obispos nórdicos advirtieron a los alemanes que no podían ir por libre y cambiar la doctrina católica en el país germano, al margen del resto de la Iglesia. En el mismo sentido se manifestaron los obispos polacos.
En todo caso, en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium se puede leer:
32…El Concilio Vaticano II expresó que, de modo análogo a las antiguas Iglesias patriarcales, las Conferencias episcopales pueden “desarrollar una obra múltiple y fecunda, a fin de que el afecto colegial tenga una aplicación concreta". Pero este deseo no se realizó plenamente, por cuanto todavía no se ha explicitado suficientemente un estatuto de las Conferencias episcopales que las conciba como sujetos de atribuciones concretas, incluyendo también alguna auténtica autoridad doctrinal.
Y también aparecía esta cuestión en el Motu proprio Apostolos suos de San Juan Pablo II:
Así pues, el Sínodo ha recomendado que se explicite con mayor amplitud y profundidad el estudio del status teológico y consecuentemente jurídico de las Conferencias de los Obispos, especialmente el problema de su autoridad doctrinal, teniendo presente el n. 38 del Decreto conciliar Christus Dominus y los cánones 447 y 753 del Código de Derecho Canónico.