El abad de Barroux ofició la Misa de Clausura de la XV Peregrinación de Nuestra Señora de la Cristiandad

Sólo el «sí» a Dios nos protege de la dispersión y la fragmentación

El abad de Barroux ofició la Misa de Clausura de la XV Peregrinación de Nuestra Señora de la Cristiandad

En la Santa Misa de Clausura de la XV Peregrinación de Nuestra Señora de la Cristiandad, el abad de Santa Magdalena de Barroux (Francia), Dom Louis-Marie de Geyer d'Orth, hizo un ferviente llamado a la santidad, para darle gloria a Dios

(InfoCatólica) «Sólo el 'sí' a Dios -destacó el abad- puede crear la unidad perfecta de una persona y de una familia, de toda una vida y de toda una historia. Sólo el “sí” a Dios nos protege de la dispersión y la fragmentación, porque da el sentido profundo de toda vida».

Agregó que «cuando un joven o una joven entra en el monasterio, cuando cruza la puerta de la clausura, deja tras de sí todo un mundo, lo abandona, huye de él. La vida monástica es una “fuga mundi”, una huída del mundo. ¿Pero se puede consagrar toda la vida, se puede pasar veinticinco años de la vida en torno a un "no" o a una serie de "no"? La vida monástica es ante todo un “sí”, es un “sí” a todo lo grande, a lo más grande de la vida. Es ante todo un “sí” a Dios. San Benito huyó del mundo para agradar únicamente a Dios».

Acompañaron a Dom Louis-Marie, a lo largo de los tres días (unos cien kilómetros), entre Rawson y Luján, en la provincia de Buenos Aires, otro religioso de su comunidad, el argentino fray Juan Diego Ansaldi; el sacerdote portugués Joao Silveira, de los Misioneros de la Santa Cruz, fundados en Tanzania, y otros 25 sacerdotes llegados desde distintos puntos de Argentina, Estados Unidos, Méjico, Brasil y Paraguay.

Con casi dos mil inscriptos oficiales, este año se alcanzó un nuevo récord de participantes. Los peregrinos se duplicaron en la última jornada, este Domingo 13; en la que, como ocurre siempre, se suman familiares, amigos y compañeros de apostolados. En este 2024 participó, por primera vez, un Capítulo de Guadalajara, Méjico.

En los tres días se celebró la Santa Misa Tradicional, en altares de campaña, en distintos puntos del camino. La última jornada, tras la Misa en Jáuregui, se cubrieron los últimos ocho kilómetros, rumbo a Luján. La Peregrinación culminó en la Basílica, con Adoración al Santísimo y Santo Rosario.

Como ocurre todos los años, se vivieron momentos de honda emoción en Jáuregui, con el testimonio de Héroes de Malvinas. Una vez más, pusieron de manifiesto cómo las Misas de Campaña y el rezo del Santo Rosario fueron fundamentales durante la gesta. Uno de ellos, dijo: «En las trincheras le pedíamos al Señor y a la Virgen el regreso y la victoria. Pero si solo una cosa era posible, le pedíamos la Victoria».

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