(The Tablet/InfoCatólica) Durante su viaje a Bélgica, Francisco aprovechó la figura del Rey Balduino. Ante su tumba, y estando presente el actual rey belga, el Pontífice «elogio la valentía» de Balduino, cuando optó por «dejar su cargo de Rey para no firmar una ley asesina». «El Papa instó a los belgas a mirarlo en este momento en que las leyes criminales se abren paso».
Y en el viaje de vuelta a Roma, en respuesta a una pregunta sobre el proceso de beatificación del rey Balduino y el debate sobre el derecho a la vida, Francisco volvión a elogiar el coraje del monarca por su decisión de no firmar una ley abortista, señalando que «eso requiere valor». Al referirse directamente al aborto, dijo: «Un aborto es un asesinato... Matas a un ser humano», y añadió que los médicos que practican abortos son «sicarios».
La clase política de Bélgica estalló con rabia ante las palabra del Papa. El parlamento belga fue escenario de un espectáculo proabortista en la que el primer ministro del país recibió los aplausos incluso de la oposición. El Nuncio fue convocado por el mandatario para dar explicaciones.
Obispos se suman a las críticas
Por si no fuera poco, tres obispos han criticado también el comportamiento del Papa. «Uno debe aceptar nuestra sociedad tal como es», dijo el Mons. Pierre Warin, obispo de Namur. «Dudo que el Papa escriba todos sus discursos, pero uno debe tener en cuenta el contexto del país en el que se encuentra».
Mons. Guy Harpigny, obispo de Tournai declaró a una televisión local: «El hecho de que el Papa quiera beatificar al rey probablemente proviene de algunos [católicos], pero los obispos nunca pidieron esto».
Aunque Harpigny dijo estar de acuerdo con el Papa sobre el aborto, afirmó que «llamar a los médicos y ginecólogos ‘sicarios’... es un poco exagerado».
Mons. Johan Bonny, obispo de Amberes, se opuso al anuncio del Papa sobre la causa de beatificación de Balduino durante una misa al aire libre en Bruselas.
«Creo que sus consejeros no lo asesoraron bien», dijo Bonny al diario De Standaard. «Esos últimos minutos echaron una sombra sobre los tres días anteriores. Parece como si el Papa hubiera lanzado otra bomba y se hubiera ido. Eso es fácil».