(Fides/InfoCatólica) Los obispos «piden a Dios misericordia por los que han sido asesinados y consuelo para sus familias y los heridos». Al mismo tiempo, hacen un llamamiento a la comunidad internacional para que «asuma sus responsabilidades trabajando por un alto el fuego inmediato y aplicando las decisiones internacionales», con referencia específica a la Resolución 1701 de la ONU.
Además, los Obispos insisten en la urgencia de que el Parlamento libanés «cumpla con su deber para que, después de la larga espera y el mucho sufrimiento, pueda ser elegido un nuevo Presidente de la República que complete el cuadro de las instituciones constitucionales».
Los obispos manifiestan un especial sentimiento de «cercanía y admiración» por «la labor de los médicos y el personal sanitario que hacen todo lo posible por atender a los heridos a pesar del estado de crisis económica y política». Igualmente expresan su admiración y apoyo especialmente por los gestos espontáneos de los numerosos libaneses que han acogido a los desplazados que huyen de las zonas bombardeadas. También en este caso, los obispos maronitas piden a las naciones y a las instituciones internacionales que «apoyen estos esfuerzos» aún en curso en las zonas afectadas por la «violencia ciega», asegurando la labor de la Iglesia para ayudar a los heridos y desplazados a través de la red de sus parroquias, monasterios e instituciones, «especialmente a través de Cáritas Líbano».
Por último, piden a las autoridades militares «prevenir cualquier posible golpe de Estado» que se esté llevando a cabo en un país que atraviesa un momento de gran dificultad y debilidad. Ante el desastre que azota al Líbano, los obispos piden a todos los libaneses «despertar una conciencia que preserve y alimente» los factores de la unidad nacional, con una referencia a lo que definen como un «signo de esperanza en estas difíciles circunstancias», es decir, la liturgia de canonización de los mártires de Damasco, que presidirá el Papa Francisco el domingo 20 de octubre.