(Cathobel/InfoCatólica) La visita del papa a Bélgica no ha dejado indiferente al mundo político, por decir lo menos. Ayer jueves, en la Cámara de Representantes, el primer ministro Alexander De Croo calificó las declaraciones del papa Francisco sobre el aborto como «inaceptables» y, a continuación, anunció que había convocado al nuncio apostólico, monseñor Franco Coppola, a una reunión.
Durante la sesión de preguntas al gobierno, varias diputadas mencionaron las declaraciones del Papa hechas tanto en suelo belga como en el avión de regreso a Roma. Las diputadas aprovecharon la ocasión para interrogar al primer ministro sobre la postura del gobierno frente a estas intervenciones «problemáticas» del pontífice.
La oración improvisada del Papa ante la tumba del rey Balduino y el homenaje en la cripta real también suscitaron críticas contundentes de los parlamentarios y del primer ministro. El Pontífice «elogio la valentía» de Balduino, cuando optó por «dejar su cargo de Rey para no firmar una ley asesina». El Papa instó a los belgas a mirarlo «en este momento en que las leyes criminales se abren paso»
«Una injerencia inaceptable en las leyes de nuestro país»
Primero intervino la diputada de Ecolo, Sarah Schlitz. Visiblemente molesta, Schlitz criticó el «doble discurso» del Papa durante la visita y sus declaraciones sobre las mujeres y el aborto. Concretamente, condenó la comparación del papa entre los médicos que practican abortos y los sicarios, que calificó de «provocación totalmente inapropiada en el Día Internacional por el Derecho al Aborto».
Con su acusación de «doble discurso», Schlitz recriminó al Pontífice haber tratado este tema en Bélgica, mientras en el Parlamento federal se discute la ampliación del plazo legal hasta las 18 semanas: «Decide intervenir en un debate nacional que está siendo objeto de intensas discusiones. ¡Es totalmente inaceptable!» También criticó su discurso en la UCLouvain sobre la mujer, a quien describió como «hospitalidad fecunda, cuidado, dedicación vital», una expresión que calificó de «visión obsoleta de la mujer».
Schlitz concluyó dirigiéndose a Alexander De Croo:
«¿No cree que esta situación implica una injerencia inaceptable en las leyes de nuestro país?»
La diputada de Open Vld, Katja Gabriëls, expresó su indignación denunciando lo que consideraba una falta de respeto del papa hacia la democracia, el gremio médico y «la libertad de las mujeres para decidir». La liberal Charlotte Deborsu (MR), la más joven de la asamblea, añadió:«No tendría derecho al aborto si el papa fuera nuestro primer ministro; por suerte, no lo es». Pidió entonces a De Croo que la tranquilizara:
«¿Puede confirmarme que la separación entre el Estado y las Iglesias sigue siendo fundamental, independientemente de la religión? Recibió a un líder religioso que instrumentalizó su visita para expresar sus posturas más retrógradas y patriarcales sobre las mujeres».
Finalmente, Caroline Désir, diputada socialista, fue la más vehemente:
«Señor primer ministro, ha recibido a un líder religioso que utilizó su visita para expresar sus posturas más retrógradas y patriarcales sobre las mujeres».
La exministra de educación cerró su intervención preguntando al gobierno:
«¿Ha solicitado a su Ministro de Asuntos Exteriores convocar al nuncio apostólico para denunciar las palabras del líder de la Iglesia?»
Alexander De Croo, visiblemente enfadado, dijo que transmitiría un «mensaje claro» al nuncio: «Lo que ha ocurrido es inaceptable».
El primer ministro aseguró de inmediato que «no había prevista ninguna visita a la cripta de Laeken» en la agenda:
«Fue el propio papa quien insistió en realizar esta visita de última hora para recogerse ante la tumba del rey Balduino. Fui informado posteriormente de que la visita se había llevado a cabo».
Según De Croo, la visita debía ser «puramente privada»; «pero tomo nota de que tras la visita, igualmente hubo comunicaciones oficiales por parte del Vaticano. Claramente, fue una visita menos privada de lo que se había previsto…»
«No necesitamos recibir lecciones…»
«El Papa hizo ciertas declaraciones que no son aceptables», lamentó el primer ministro, refiriéndose a la comparación del papa entre los médicos y «sicarios» y a la ley de 1990 como «una ley mortal». De Croo recalcó que «no necesitamos lecciones sobre cómo nuestros parlamentarios votan democráticamente las leyes». «Afortunadamente, los tiempos en los que la Iglesia dictaba la ley en nuestro país quedaron atrás».
El jefe del ejecutivo exigió «respeto». Primero «para los médicos, que hacen su trabajo dentro de un marco legal. Pero también respeto para las mujeres, que deben poder disponer libremente de sus cuerpos, sin intromisión de la Iglesia».
Concluyó su intervención anunciando que había «invitado al nuncio apostólico a una reunión». No será su primer encuentro: «Me he reunido con él dos veces durante mi mandato, justo después del caso Vangheluwe», añadió.
De Croo aseguró que su mensaje a monseñor Franco Coppola sería muy claro:
«Lo que ha ocurrido es inaceptable».
Para finalizar, el primer ministro criticó a la Iglesia, la cual, según él, no siempre ha actuado con rapidez frente a abusos sexuales cometidos por miembros del clero. «Si hay algo que debería indignarnos es, sin duda, la permisividad hacia aquellos que han permitido que se cometan abusos o hacia los que no actuaron cuando deberían haberlo hecho».
Las palabras del jefe del gobierno fueron recibidas con fuertes aplausos en la Cámara, incluso – algo bastante inusual – por parte de miembros de la oposición.