(NCRegister/InfoCatólica) La sangre de San Genaro se licuó el jueves antes de una misa en Nápoles, Italia, donde el arzobispo dijo que la sangre del mártir del siglo IV es un poderoso recordatorio de que «el amor es más fuerte que la muerte».
El arzobispo de Nápoles, Domenico Battaglia, levantó una ampolla que contenía la reliquia de la sangre del santo en la catedral de Nápoles el día de su fiesta, revelando la licuefacción entre gritos y vítores de la gente que había esperado en la catedral desde primera hora de la mañana.
«Cada gota de esta sangre nos habla del amor de Dios», dijo el arzobispo Battaglia en su homilía. «Esta sangre es un signo de la sangre de Cristo, de su pasión».
El arzobispo recordó que el 19 de septiembre se celebra el aniversario del martirio de San Genaro, hace más de 1.700 años, en el que el santo eligió la muerte en «fidelidad al Evangelio» para mostrar que el amor de Dios es «más fuerte que la muerte, la violencia o cualquier poder».
Cientos de personas se reunieron en la Catedral de la Asunción de María de Nápoles con motivo de la festividad de San Genaro, conocido como San Gennaro en italiano. Se cree que el santo fue un obispo católico martirizado durante la persecución cristiana del emperador Diocleciano.
En la tradición napolitana, el hecho de que la sangre no se licúe es señal de guerra, hambre, enfermedad u otras catástrofes. El supuesto milagro suele producirse hasta tres veces al año: El 19 de septiembre, fiesta del santo; el primer sábado de mayo, día del traslado de sus restos a Nápoles; y el 16 de diciembre, aniversario de la erupción del Vesubio en 1631.
En su homilía, el arzobispo de Nápoles advirtió del peligro de reducir la veneración del santo de la ciudad a mera superstición.
«No tenemos que preocuparnos si la sangre de esta reliquia no se licua, pero sí si es la sangre de los oprimidos, los marginados y los pobres la que corre por nuestras calles», dijo.
El Príncipe Carlos de Borbón y el Príncipe Emanuele Filiberto de Saboya estaban presentes en la catedral de Nápoles e intercambiaron un abrazo al conocer la noticia de la licuefacción de la reliquia, según los medios de comunicación italianos.
La misa fue la culminación de dos días de celebraciones del patrón de la ciudad del sur de Italia.
San Genaro «nos recuerda hoy a cada uno de nosotros que el Evangelio de Jesús nos proporciona la brújula que necesitamos para vivir, para vivir plenamente, afrontando de frente y con valentía los retos que cada época nos plantea», dijo el arzobispo Battaglia.