(InfoCatólica) En su carta, Francisco recuerda que la reforma de la Curia comenzó hace una década, consolidándose con la promulgación de la Constitución Apostólica Predicate Evangelium, la cual estableció una nueva organización de la Santa Sede basada en principios de servicio y renovación constante. «Ecclesia semper reformanda», ha recordado el Papa, destacando el espíritu de cambio que ha guiado este proceso, cuyo objetivo es garantizar que la Curia Romana apoye al sucesor de Pedro en su labor pastoral para el bien de la Iglesia universal y las Iglesias particulares.
Francisco también ha agradecido a los cardenales por su dedicación en acompañar a quienes han sido parte de esta transformación, reconociendo las dificultades y resistencias que han surgido, como la «tentación del inmovilismo y la rigidez ante el cambio». Sin embargo, el Papa ha valorado los avances alcanzados y ha reiterado la importancia de continuar en este camino de renovación.
Uno de los puntos centrales de la carta ha sido la reforma económica de la Santa Sede, un tema que, según el Papa, ya había sido destacado antes del último Cónclave. El Pontífice ha señalado que las peticiones de cambio planteadas por numerosos cardenales en el pasado han demostrado ser «visionarias», permitiendo una mayor conciencia sobre la necesidad de gestionar los recursos económicos con rigor y seriedad. En este sentido, ha subrayado que se deben realizar esfuerzos adicionales para que el «déficit cero» no sea solo un ideal teórico, sino una realidad alcanzable.
El Papa Francisco ha hecho hincapié en la importancia de gestionar las finanzas de manera ética, buscando mejorar el rendimiento de los bienes existentes y apelando a la transparencia y responsabilidad en cada institución de la Santa Sede. Asimismo, ha subrayado la necesidad de reducir costos, evitando gastos innecesarios y fomentando la colaboración entre las diferentes entidades.
En un mensaje dirigido directamente a los cardenales, el Papa ha pedido su apoyo para continuar con las reformas en curso, instándoles a ser un ejemplo de «generosidad en el sentido evangélico», y a contribuir con sus conocimientos y experiencia al proceso de renovación. Ha comparado el modelo de gestión de la Santa Sede con el de una buena familia, en la que los miembros más prósperos ayudan a los más necesitados, y ha solicitado que las instituciones con superávit contribuyan a cubrir el déficit general.
El Papa ha concluido su mensaje pidiendo «coraje, espíritu de servicio y lealtad» para sostener las reformas, recordando que todas las instituciones de la Santa Sede forman un «único cuerpo», y que la auténtica colaboración es esencial para el bien de la Iglesia.