(Asia News/Infocatólica) Durante la liturgia dominical todas las parroquias del país expresaron su agradecimiento por el servicio y el aporte de los catequistas en la transmisión de la fe a las generaciones más jóvenes.
También se celebró el encuentro anual de ministros de la catequesis del 9 al 12 de septiembre de 2024, organizada por la archidiócesis de Jaro, municipio de Iloilo, en colaboración con la provincia eclesiástica de Cotabato (que incluye la arqchdiócesis de Cotabato y la diócesis de Marbel y Kidapawan). Más de 230 delegados y 150 miembros de la Comisión de trabajo se reunieron para celebrar este aniversario.
Siguiendo la indicación de la Comisión Episcopal para la Evangelización y la Catequesis (ECEC) de la Conferencia Episcopal de Filipinas (CBCP), este año la celebración del Mes de la Catequesis en septiembre tuvo como tema «Catequistas en oración: peregrinos de la esperanza en la sinodalidad hacia la implementación del Antiquum Ministerium». Con motivo de la Jornada, la Iglesia filipina promueve una colecta especial y los fondos recaudados se destinan a sostener los programas y actividades de la Comisión Episcopal en el campo de la evangelización y la catequesis. En Filipinas, al igual que en todo el mundo, los catequistas desempeñan un papel fundamental en los esfuerzos pastorales para difundir el Reino de Dios.
El jueves el padre Ernie de León, secretario ejecutivo de la CBCP ECEC y monseñor Danny Presto, presidente episcopal, abrieron el encuentro en Jaro que desarrolló un intenso programa de actividades que duró cuatro días. Ese mismo día participaron en la misa de apertura en la Catedral de Jaro, celebrada por el arzobispo José Romeo O. Lazo, y recibieron una cálida bienvenida de sus compañeros catequistas. Mons. Lazo pidió para que «todos los catequistas sigan dedicando su vida a la misión de Cristo como maestros y testigos. Elevamos a Dios todas sus esperanzas y necesidades».
Durante su discurso programático, Mons. Louie Patalinghug Galbines, obispo de Kabankalan, elogió los esfuerzos y el trabajo de los catequistas del país. Habló sobre los catequistas como «peregrinos de la esperanza» y animó a los ministros a asumir su papel de portadores de esperanza en un mundo que anhela la luz, recordándoles que sólo quien verdaderamente «ha visto al Señor» puede compartir su amor con la misma eficacia que los primeros apóstoles.
Mons. Galbines también compartió algunas anécdotas personales que transmitieron a los presentes inspiración para la misión y esperanza para el ministerio catequético. Al regresar a casa, los catequistas llevaban en el corazón el don de haber «visto al Señor». «Que podamos irradiar este don a otros que lo necesitan, la certeza y la alegría del Señor resucitado. Estamos entusiasmados de continuar nuestro camino como peregrinos de la esperanza con el pueblo de Dios», dijo María Cristina Robles, catequista participante. Según April Baybayón, catequista de la diócesis de Cubao, los ministros dedicados a la catequesis son los trabajadores de la obra evangelizadora de Dios. «Continuemos todos juntos este camino de esperanza y misión», dijo mirando hacia el futuro.