(ACN/InfoCatólica) En Cuba, los laicos son esenciales para la vida de la Iglesia, especialmente ante la escasez de sacerdotes y vocaciones. Con 3.699 laicos comprometidos, cada sacerdote cuenta con el apoyo de diez laicos que mantienen activas las comunidades. A pesar de estos retos, la misión de propagar el mensaje de esperanza de Jesucristo sigue avanzando por toda la isla gracias a estos dedicados fieles. La Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) ha lanzado la campaña «La Iglesia en Cuba, donde contigo nada es imposible» para brindar apoyo a dichos cristianos comprometidos.
Uno de los deseos más anhelados por la comunidad es tener una capilla. Rosa, residente de Camagüey, ilustra este sueño. En su hogar, una pared adornada con una cortina de tul blanco y decorada con flores sostiene una cruz y una imagen de la Virgen de la Caridad, patrona de Cuba. Bajo la cruz, hay una mesa cubierta con un mantel de encajes y otra más pequeña con un misal, una campanita y una vela. Tres bancos de madera y algunas sillas completan el modesto espacio. Este rincón especial, conocido como Nuestra Señora de la Caridad, funciona como una «casa de misión» para la comunidad local.
En diversas áreas de Cuba, la falta de templos es un problema importante. Algunos han colapsado debido a la ausencia de permisos para su renovación, otros nunca fueron restituidos tras la revolución, y algunos más han sido afectados por huracanes. A pesar de estos obstáculos, la fe sigue floreciendo. Las comunidades practican su fe en las casas de misión, como la de Rosa, que ha funcionado durante más de una década. «Aquí además de celebrar la misa, damos catequesis, encuentros con matrimonios, celebramos bautizos, las novenas. Es una cuasi parroquia, eso es mi casa», menciona Rosa.
Los laicos son la fuerza para la Iglesia en Cuba. Su dedicación asegura que el mensaje del Evangelio llegue a los rincones más remotos de la isla, donde los sacerdotes solo llegan en raras ocasiones. Gracias al esfuerzo de estos laicos, las comunidades permanecen vivas y la fe continúa transmitiéndose en Cuba, de puerta a puerta, de persona a persona.
La formación continua de los laicos es vital para su servicio en la Iglesia, requiriendo apoyo para entender y aplicar la Doctrina Social. Jorge, diácono permanente en Ciego de Ávila, desempeña un papel fundamental en la predicación de la palabra de Dios, la celebración de los sacramentos del bautismo y el matrimonio, y la formación de padres para estos sacramentos. Él comparte: «Mi lema de ordenación diaconal es ‘Mi familia y yo serviremos al Señor’. Tuve la oportunidad de emigrar y no me he ido. Es la vocación que Dios me regaló».
La emigración de los laicos es una de las principales preocupaciones de la Iglesia en Cuba en los últimos años. Un laico que trabaja en el obispado de Santa Clara recuerda que, de un grupo de setenta que hizo la confirmación con él, solo quedan dos en Cuba.
Aunque la situación podría parecer desalentadora, visitar las casas de misión, interactuar con los agentes de pastoral y hablar con las catequistas en comunidades rurales demuestra que la Iglesia sigue viva. Este pilar, mantenido por los fieles, refleja la verdadera esencia de la Iglesia: un profundo sentido de pertenencia y responsabilidad con la comunidad eclesial. Los laicos, como Rosa y Jorge, son la sal y la luz de una Iglesia misionera que persiste con fe y fortaleza.