(Katolisch/CNAd/Infocatólica) La delegación está encabezada por la presidente del ZdK, Irme Stetter-Karp, e incluye a los vicepresidentes Claudia Nothelle y Thomas Söding, así como al secretario general, Marc Frings. Durante su estancia en Roma, el grupo tiene programadas reuniones en varios dicasterios vaticanos, además de encuentros con el embajador alemán ante la Santa Sede y expertos en temas de política, sociedad e iglesia.
El ZdK ha descrito la visita como un «viaje de diálogo», cuyo objetivo es facilitar una mejor comprensión mutua entre la Iglesia en Alemania y el Vaticano. Según su secretario general, Marc Frings, la agenda incluye discusiones sobre temas globales como la guerra, la paz, el cambio climático y la posición de la Iglesia en la sociedad, así como el estado del escándalo de abusos en la Iglesia.
Thomas Arnold, miembro del Comité Sinodal, ha subrayado la importancia de que el ZdK priorice la política eclesiástica durante su estancia en Roma, afirmando que «en Roma se hace política eclesiástica» y que es esencial que el ZdK enfoque sus esfuerzos en cómo mejor proclamar la fe en Alemania. Arnold ha destacado que, dado el limitado tiempo de dos días y medio de la visita, es crucial tener prioridades claras, esperando que «la presencia del ZdK en Roma tenga una prioridad clara: promovemos la mejor manera de proclamar la fe en nuestro país». Para Arnold, mostrar en Roma cómo los laicos católicos se involucran en política y sociedad es un honor para el ZdK, aunque insiste en que estos esfuerzos deberían ser más relevantes en Berlín.
El viaje de la delegación ha generado también diversas expectativas entre otros miembros del ZdK y del Comité Sinodal. Gregor Podschun, presidente de la Federación de la Juventud Católica Alemana (BDKJ), ha expresado su deseo de que la delegación del ZdK en Roma adopte una «opinión clara y firme, sin dar marcha atrás» frente a las autoridades romanas. Para Podschun, es esencial que el ZdK aborde los problemas en las diócesis alemanas, especialmente la crisis de credibilidad de la Iglesia católica, y que deje claro que «la violencia sexualizada tiene causas sistémicas», algo que, según él, Roma aún no ha reconocido plenamente.
Por su parte, Maria Flachsbarth, expresidenta del KDFB, espera que «el ZdK transmita el deseo honesto y sincero de los laicos alemanes de colaborar en una Iglesia sinodal y con futuro». Flachsbarth insiste en que es fundamental superar las estructuras que permiten el abuso espiritual y sexual, así como la discriminación de las mujeres en la Iglesia, particularmente su exclusión de los ministerios ordenados solo por su género.
El asesor pastoral y miembro del Comité Sinodal, Konstantin Bischoff, ha llamado a las autoridades romanas a que aborden las preocupaciones y perspectivas de los laicos alemanes de manera sinodal. «La escucha no debe quedarse solo en la cortesía, sino que debe ir seguida de un verdadero enfrentamiento con los temas planteados», ha señalado Bischoff, quien considera que una única audiencia no será suficiente. Para él, la visita a Roma debería ser el inicio de conversaciones conjuntas entre los obispos, el ZdK y el Vaticano.
Michaela Labudda, asesora parroquial, ha exigido que la delegación del ZdK mencione las resoluciones del Camino Sinodal y aborde temas como la justicia de género y la participación de los laicos. Según Labudda, debe quedar claro que «la preocupación por la transmisión de la fe es lo que guía las acciones», lo que podría llevar a una interrelación entre las resoluciones alemanas y las preocupaciones del Sínodo Mundial.
Johannes Norpoth, portavoz del Consejo de Víctimas de la Conferencia Episcopal Alemana, ha manifestado su esperanza de que la visita del ZdK a Roma marque «el comienzo de una fase de diálogo e intercambio» en la que las voces de los laicos alemanes sean realmente escuchadas. Norpoth ha insistido en que continuar decidiendo «exclusivamente desde una posición de poder definida por el derecho canónico sin valorar las situaciones y desarrollos locales» no resolverá los problemas, sino que agravará aún más la situación, lo que podría dañar gravemente a la Iglesia.
Finalmente, el canonista de Münster y miembro del Comité Sinodal, Thomas Schüller, ha acogido con satisfacción el hecho de que, después de mucho tiempo, las autoridades romanas estén dispuestas a dialogar directamente con el ZdK sobre sus preocupaciones en el Camino Sinodal. Schüller ha subrayado que «queda suficiente tiempo» para evaluar las observaciones romanas y «hacerlas fructíferas en las deliberaciones del Comité Sinodal», que se reunirá nuevamente en diciembre.
No profesan la fe católica
Cabe señalar que buena parte de las posturas del ZdK son incompatibles con la fe católica, tanto en el área de la moral como en la eclesiología y la naturaleza del sacramento del orden. La presidente Irme Stetter-Karp ha llegado pedir que se garantice «que la intervención médica de un aborto sea accesible en todo el país».
Igualmente, en un discurso pronunciado ante la Asamblea Continental Europea, en el marco del Sínodo Mundial sobre la Sinodalidad, aseguró que la exclusión de las mujeres de la ordenación sacerdotal está expulsando a las mujeres de la Iglesia.
Por si no fuera poco, Stetter-Karp se echó a llorar cuando vientiún obispos bloquearon la propuesta de cambio de la moral sexual católica que recibido el voto faborable de un 83% de los laicos que participaban en la asamblea sinodal de septiembre del 2022.
A ello hay que añadir que el ZdK es el principal impulsor de la creación de consejos sinodales con autoridad sobre los obispos, algo que, por el momento, Roma ha rechazado.
María 1.0
No todo está perdido en la Iglesia en Alemania. María 1.0 es un movimiento católico que surgió como una respuesta crítica al proceso de reformas impulsado por el Camino Sinodal, conocido como «María 2.0». Mientras que María 2.0 aboga por reformas radicales dentro de la Iglesia, María 1.0 se posiciona en defensa de las enseñanzas tradicionales de la Iglesia.
El nombre «María 1.0» sugiere una adhesión a la figura de la Virgen María en su forma más tradicional, en contraste con lo que perciben como una versión «actualizada» y modernista propuesta por María 2.0. Los miembros de María 1.0 defienden un retorno a las raíces y valores tradicionales del catolicismo
El movimiento María 1.0 ha expresado de manera contundente su oposición al Camino Sinodal, al que critican por intentar cambiar aspectos fundamentales de la fe católica. Han organizado manifestaciones y emitido declaraciones para expresar su preocupación de que estos cambios puedan llevar a una ruptura con la tradición y a un cisma en la Iglesia