(AsiaNews/InfoCatólica) El periodista de investigación de nacionalidad turca Uzay Bulut ha calificado como un verdadero «lavado de cerebro» los manuales que el gobierno de Ankara utiliza para los estudiantes en la sección sobre la historia del genocidio armenio y asirio.
El reportero ha compartido esta crítica a través del sitio web del Gatestone Institute, bajo el título «Libros de texto turcos: tergiversación de la historia». Señala principalmente el hecho de que «las autoridades gubernamentales turcas han puesto en la mira a sus propios pueblos indígenas de Anatolia, como los griegos pónticos y los armenios. En el siglo XX, la Turquía otomana exterminó en gran medida a estas comunidades a través del genocidio».
Sin embargo, los textos escolares mencionan «reivindicaciones infundadas de griegos y armenios». Anteriormente, estas secciones se denominaban «Cuestión del Ponto» y «Cuestión Armenia», pero ahora «han sido renombradas a «Reclamaciones infundadas del Ponto» y «Reclamaciones infundadas de los armenios».
Ankara también rechaza la idea de que los armenios, asirios y griegos sean pueblos indígenas de la región donde los turcos se establecieron siglos después, ocupando el territorio y exterminando a quienes ya habitaban allí.
Bulut destaca que uno de los aspectos más preocupantes es que «a los jóvenes estudiantes turcos, que desconocen la verdadera historia de su país, se les lava el cerebro con falsedades sobre el origen de su nación y se fomenta el odio hacia las minorías que aún persisten».
El resultado es que estos niños, al crecer, repiten mecánicamente las mentiras que aprendieron en la escuela, negando que el Imperio Otomano haya cometido genocidios contra los armenios, asirios y griegos nativos.
Estos jóvenes, según Bulut, «no son responsables de ignorar la verdadera historia de su país, ni los hechos sobre el genocidio perpetrado contra las minorías. Se les alimenta con la falsedad de que las minorías vivieron ‘felices’ en el imperio durante siglos, hasta que las potencias europeas «las incitaron a rebelarse contra su gobierno».
«Sin embargo, la realidad es que las minorías bajo el Imperio Otomano siempre fueron oprimidas, esclavizadas, atacadas, robadas, secuestradas, violadas y masacradas, culminando en el genocidio de 1915. Estas comunidades ni siquiera eran consideradas ciudadanos de segunda clase», agrega.
Las minorías «no tenían derechos y estaban a merced de sus brutales gobernantes», destaca el periodista, quien describe la educación impartida a los estudiantes turcos como una combinación de «desinformación, distorsión deliberada y revisionismo histórico».
Según él, «no es solo una disputa entre armenios y turcos», ya que Ankara «es plenamente consciente de que las acusaciones de genocidio son ciertas». Como evidencia, señala «los archivos otomanos que poseen» y que revelan «la verdad, incluso después de haber sido limpiados selectivamente de cualquier prueba incriminatoria».
El Dr. Gregory H. Stanton, presidente de Genocide Watch, afirma que la negación es la última fase del genocidio: «La negación es la continuación del genocidio porque es un intento continuo de destruir psicológica y culturalmente al grupo víctima, negándoles incluso el recuerdo de los asesinatos de sus familiares». El gobierno turco, según el periodista, debería enfrentar «la realidad de los hechos» y comenzar a enseñar «a los inocentes estudiantes turcos los trágicos acontecimientos históricos sobre masacres y genocidio». Esto es crucial porque «ni la generación joven de hoy ni el actual gobierno turco, que ni siquiera existía durante estos crímenes, son responsables».