(Agencias/InfoCatólica) Los datos no entienden de sentimientos, los circunloquios de la prensa para evitar mencionar la naturaleza homosexual de los abusos rompe todas las narrativas.
Según informan las agencias, Melis, de 60 años, era sacerdote en una iglesia de la localidad de Finale Ligure, en el norte de Italia, y fue suspendido de su cargo por la Curia tras ser detenido este agosto por presunta agresión sexual, prostitución a menores y tentativa de violencia agravada. Todo ello se produjo tras la denuncia de la madre de la víctima, aunque la Justicia señala que pudo haber otros menores afectados.
El caso generó aún más revuelo después de que se supiera que Melis tiene sida, enfermedad de transmisión sexual que contrajo hace años en África. Pese a ello, mantuvo relaciones sexuales sin tomar precauciones con el menor, lo que expuso a la víctima al riesgo de contagio, según la jueza de instrucción del caso, Milena Catalano.
Según la prensa, se hicieron pruebas al menor que revelaron que este no es portador del sida, mientras que el cura -miembro de la Orden de los Escolapios y ahora en arresto domiciliario- aseguró a los investigadores que se estaba sometiendo a tratamiento desde hace tiempo para reducir el riesgo de contagio.
Dinero y regalos
De acuerdo con la acusación, Melis realizó actos sexuales con el menor a cambio de dinero y regalos como cigarros electrónicos, videojuegos y ropa de marca, cada vez que se veían le daba unos 100 o 200 euros y le llegó a comprar un teléfono de 800 euros de valor.
La Justicia acusa al cura de actuar bajo «impulsos perversos», de aprovecharse de la confianza del menor y «atraerlo a su casa, cerca de las iglesias», para forzarle a «acceder a todo lo que un adulto prohíbe»
El caso se abrió a su vez después de redadas en dos domicilios donde residía Melis, en Finale Ligure y la ciudad de Génova, donde los investigadores hallaron juguetes sexuales y drogas de estimulación sexual, así como cigarrillos electrónicos desechables, bebidas energéticas, sudaderas y chándales de marca que daba a los niños.
Según informa el Corriere, hay varios casos más:
Más de un padre se había dado cuenta de que algo iba mal. Los niños llegaban a casa con sudaderas de diseño y no podían explicar de dónde las habían sacado. Luego, al consultar sus smartphones, todo se aclaró. Una de las madres escuchadas por los carabineros dijo que había encontrado 'un chat con el padre Andrea, donde hacía comentarios inapropiados sobre el físico de su hijo'. «Qué cachas... serás un rompecorazones», escribió, comentando la foto en la que el joven posaba con la sudadera que le había regalado. En un audio, dice la mujer, el cura se refería a 'unos besos'.
Sin embargo, los únicos que decidieron presentar una denuncia fueron los padres del ex monaguillo que había sufrido abusos por parte del sacerdote durante más de tres años, y lo hicieron al descubrir, de nuevo a través de un chat, que la relación nunca había cesado. Sin embargo, las sospechas existían desde hacía tiempo: desde que el hijo tenía 13 años y el sacerdote había mostrado una actitud «obsesiva» hacia él, llegando a pedirle «poder llevárselo de vacaciones a Cerdeña», después los continuos regalos, cada vez más caros.
La diócesis lamenta los hechos denunciados
Como miembro de la orden escolapia, también fue director de una escuela primaria en Génova y presidente de la Federación de Escuelas Católicas de Primaria y Secundaria de Liguria, según la prensa.
Por su parte, la diócesis de Génova expresó «su dolor por los hechos denunciados» y aseguró que informó al Dicasterio para la Doctrina de la Fe en el Vaticano, «cómo exige el derecho canónico».
Surgen preguntas sobre cómo un comportamiento tan prolongado en el tiempo no fue detectado antes por los responsables eclesiásticos.