El cuerpo de San Esteban estuvo oculto durante siglos hasta que fue revelado en una visión después del saqueo de Roma
Martirio de San Esteban. Screenshot de Youtube.

San Esteban y el milagro de las reliquias:

El cuerpo de San Esteban estuvo oculto durante siglos hasta que fue revelado en una visión después del saqueo de Roma

El hallazgo de las reliquias de San Esteban durante la caída de Roma trae consigo un mensaje de salvación. Este evento milagroso promete un nuevo renacer espiritual en un mundo tambaleante.

(InfoCatólica) Urgido por la proximidad del triunfo de Lorenzo, San Esteban se levanta para asistir a su combate; se trata de un encuentro lleno de belleza y fuerza, que revela la obra de la Sabiduría eterna en la ordenación del ciclo sagrado. Pero la presente fiesta tiene también otras enseñanzas que ofrecernos.

La primera resurrección, de la que hablamos anteriormente, continúa para los santos. Después de Nazario y Celso, y de todos los mártires a quienes la victoria de Cristo ha hecho partícipes de su gloria según la promesa divina, el propio portaestandarte del ejército de túnicas blancas se levanta glorioso de su tumba para encabezar el camino de nuevos triunfos. Los feroces auxiliares de la cólera de Dios contra la Roma idólatra, después de reducir a polvo a los falsos dioses, deben ser a su vez subyugados; y esta segunda victoria será obra de los mártires que ayuden a la Iglesia con sus milagros, como la primera fue la de su fe que desprecia la muerte y las torturas...

La exactitud de sus datos, de la que se jacta la ciencia de esta época, no es sino una prueba de que la falsedad se nutre tan fácilmente de omisiones como de afirmaciones erróneas.

Ahora bien, cuanto más profundo es el silencio actual sobre la cuestión, tanto más cierto es que los mismos años en que los bárbaros invadieron y derribaron el imperio se caracterizaron por una efusión de virtud de lo alto, comparable en más de un aspecto a la que marcó los tiempos de la predicación apostólica. No se necesitaba menos para tranquilizar a los fieles, por una parte, y por otra para inspirar respeto a la Iglesia a estos invasores brutales, que no conocían más derecho que el poder, y no sentían más que desdén por la raza que habían conquistado.

La intención divina al rodear la caída de Roma en el 410 con descubrimientos de cuerpos de santos, se manifestó claramente en la más importante de estas invenciones (descubrimientos; del latín inventio), la que hoy celebramos. Corría el año 415. Italia, Galia y España estaban siendo invadidas, África estaba a punto de compartir su destino.

En medio de la ruina universal, los cristianos, en quienes sólo residía la esperanza del mundo, elevaban sus súplicas a todos los santuarios para obtener al menos, según la expresión del sacerdote español Avitus, "que el Señor inspirase mansedumbre a aquellos a quienes hacía prevalecer." (Avitus, carta de Palchon, sobre las reliquias de San Esteban)

Fue entonces cuando tuvo lugar aquella maravillosa revelación que el severo crítico Tillemont, convencido por el testimonio de todas las crónicas, historias, cartas y discursos de la época (de Marcelino, Sozomen, Agustín, etc.), considera «uno de los acontecimientos más célebres del siglo V». (Memorias de la Iglesia)

Por intermediación del presbítero Luciano, Juan -obispo de Jerusalén- recibió de San Esteban, el primer mártir, y de sus compañeros de tumba, un mensaje redactado en estos términos: «Daos prisa en abrir nuestro sepulcro, para que por nuestro medio Dios abra al mundo la puerta de su clemencia, y se apiade de su pueblo en la tribulación universal». (Vidas de los Santos, Vol 2)

El descubrimiento, realizado en medio de prodigios, fue publicado al mundo entero como signo de salvación. (Luciani Epistle ad omnem Ecclesiam, de revelatione S Stephen) Las reliquias de San Esteban, esparcidas por todas partes en señal de seguridad y paz, (Carta de Avito) obraron conversiones asombrosas; (Carta de Severo) innumerables milagros, «como los de los tiempos antiguos», dieron testimonio de la misma fe en Cristo que el mártir había confesado con su muerte cuatro siglos antes. (Agustín, Ciudad de Dios, 22:8 y 22:9)

Tal era el carácter extraordinario de esta manifestación, tan asombroso era el número de resurrecciones de los muertos, que San Agustín, dirigiéndose a su pueblo, consideró prudente elevar sus pensamientos del siervo Esteban a Cristo, su Maestro. «Aunque muerto», dijo en su sermón 319, «resucita a los muertos, porque en realidad no está muerto. Pero como hasta ahora en su vida mortal, también ahora actúa únicamente en nombre de Cristo; todo lo que ahora veis que se hace por la memoria de Esteban se hace sólo en ese nombre, para que Cristo sea exaltado, Cristo sea adorado, Cristo sea esperado como juez de vivos y muertos».

Concluyamos con esta alabanza dirigida a Esteban unos años más tarde por Basilio de Seleucis en su 41ª Oratio, que tan bien da en pocas palabras la razón de la fiesta: «No hay lugar, ni territorio, ni nación, ni tierra lejana, que no haya obtenido la ayuda de tus beneficios. No hay nadie, extranjero o ciudadano, bárbaro o escita, que no experimente, por tu intercesión, la grandeza de las realidades celestiales».

1 comentario

Juan Diego
Esta noticia me parece muy interesante, no sabía hasta qué punto son poderosas las reliquias. Esto me hace pensar en otro cuerpo santo desaparecido, el del Beato Bernardo de Hoyos, profeta del triunfo del Sagrado Corazón de Jesús en España: "Reinaré en España y con más veneración que en otras muchas partes".
Quizás guarda el Señor para nosotros esa misma resurrección para nuestra patria, y cuando todo esté perdido, arrasado por el virus marxista, la anarquía revolucionaria, la falsa doctrina, y el silencio cómplice de nuestros pastores, entonces aparezcan sus restos como signo de esperanza y de vida eterna, y podamos renacer para reconstruir el mundo conforme a la Voluntad de Dios. Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
5/08/24 6:33 AM

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