(VaticanNews/InfoCatólica) En medio de la crisis política desatada por los resultados electorales en Venezuela, que declararon ganador a Nicolás Maduro a pesar de las graves acusaciones de fraude, el Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe (CELAM) ha enviado un mensaje de solidaridad y apoyo al pueblo venezolano.
Miles de ciudadanos han salido a las calles para protestar por lo que consideran unas elecciones robadas, con actas electorales recogidas por testigos de la Plataforma de Unidad Democrática que muestran la victoria aplastante de su candidato, Edmundo González Urrutia, mientras el Consejo Supremo Electoral controlado el régimen dictatorial de Nicolás Maduro se niega a presentar las actas.
Desafiante situación política y social
Los obispos de la nación latinoamericana han expresado su apoyo y solidaridad con el pueblo venezolano «en estos momentos de desafiantes circunstancias políticas y sociales», escribiendo: «Nos conmueve la angustia y la zozobra de tantos hermanos nuestros que anhelan un futuro mejor para ellos, sus familias y sus comunidades».
El poder de la oración
El CELAM recordó que varias Conferencias Episcopales han convocado a una jornada de oración para este domingo 4 de agosto, mientras que otras han mostrado su apoyo a quienes «han emigrado y viven en distintos países de América Latina y el Caribe».
En espíritu de oración
Además, muchas comunidades «se están movilizando en espíritu de oración», por lo que «nos sumamos a estas expresiones de fraternidad con el pueblo venezolano y alentamos la oración permanente a Dios, Señor de la historia, para que ilumine el camino de Venezuela hacia la paz, la justicia y el bien común».
También señalan: «Nos unimos a los obispos venezolanos que, como pastores, han dicho '¡Es Cristo mismo quien sostiene nuestra Patria! Que el desaliento y la desesperanza no encuentren lugar en la vida de un cristiano'».
También rezan para que «la sabiduría de Dios llene la mente y el corazón de todos los responsables de tomar decisiones a favor del pueblo», al tiempo que invocan la protección de «María, nuestra Madre celestial, para que nos ayude a sentirnos más hermanos y hermanas».