(Vatican.news/InfoCatólica) El Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha hecho público hoy el siguiente comunicado:
En el pasado, el Dicasterio no solía hacer públicas las decisiones sobre supuestos fenómenos sobrenaturales, pero ante las persistentes dudas suscitadas sobre las supuestas apariciones y revelaciones de los años 1945-1959 en Amsterdam y relacionadas con la devoción de la «Señora de todos los Pueblos», el Dicasterio para la Doctrina de la Fe hace público el resultado de la Sesión Ordinaria de la entonces Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, celebrada el 27 de marzo de 1974, sobre los fenómenos mencionados con estas resoluciones:
1. En cuanto a la resolución doctrinal: OMNES: «constat de non supernaturalitate».
2. En cuanto a investigar ulteriormente el fenómeno: OMNES: «negative».
Estas decisiones fueron aprobadas por el Santo Padre Pablo VI, durante la audiencia concedida al Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Card. F. Šeper, el 5 de abril de 1974.
Lo dicho se comunica para que el santo Pueblo de Dios y sus Pastores puedan sacar las debidas consecuencias.
Víctor Manuel Card. Fernández
Prefecto
Antes de las nuevas Normas, que entraron en vigor el pasado mes de mayo, el Dicasterio sólo comunicaba al obispo lo que se decidía formalmente, y como mucho se publicaba una noticia más genérica. Ahora, en cambio, para despejar cualquier confusión, se hace pública la decisión aprobada por el Papa, y en este caso se trata del juicio más negativo, que afirma que no es sobrenatural, y que sigue estando previsto en las nuevas Normas. Un juicio que «debe basarse en hechos y pruebas concretas y probadas» que atestigüen la no autenticidad del supuesto fenómeno.
El 25 de marzo de 1945, en el 600 aniversario del milagro eucarístico de Amsterdam, Ida Peederman contó que había visto a Nuestra Señora presentándose ante ella con el título de «Señora de todos los Pueblos». Nacida en Alkmaar en 1905, última de cinco hermanos, Ida quedó huérfana a los ocho años y poco después se trasladó con su familia a Ámsterdam, donde permaneció hasta su muerte en 1996. A la supuesta aparición del 25 de marzo siguieron 55 apariciones más, que continuaron hasta 1959. En el espacio de 14 años, la Virgen, según el relato de Ida, le reveló con antelación varios acontecimientos, entre ellos la muerte de Pío XII, y le mostró su propia imagen, que más tarde fue pintada por el pintor Heinrich Repke basándose en la descripción de la supuesta vidente. Hoy, esa imagen se conserva en una capilla construida en 1973 en el número 3 de la calle Diepenbrockstraat, en una zona residencial del sur de Ámsterdam.
En 1956, el entonces obispo de Haarlem-Ámsterdam, Johannes Petrus Huibers, había declarado con respecto a las apariciones marianas que «non constat de supernaturalitate». Un juicio que adquirió mayor peso en mayo de 1974 por la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), que sancionó el juicio negativo definitivo «constat de non supernaturalitate» con la aprobación personal del Papa Pablo VI. En 1996, el sucesor de Huibers, Henny Bomers, en consulta con la Santa Sede, había consentido el culto a la «Señora de todos los Pueblos», pero sin reconocer las supuestas apariciones. Por el contrario, su sucesor, monseñor Jos Punt, reconoció la autenticidad en 2002, pero sin consultar a la Santa Sede. Tres años más tarde, en 2005, la CDF suprimió algunas palabras de la oración que supuestamente la Virgen María había dejado a Ida Peerdeman, ya que no se ajustaban a la doctrina católica. Finalmente, el 30 de diciembre de 2020, el nuevo obispo de Haarlem, Johannes Hendriks, «tras haber consultado a la Congregación para la Doctrina de la Fe y de acuerdo con ella», afirma que «el uso del título Señora de todos los Pueblos para María es en sí mismo teológicamente lícito»; sin embargo, «el reconocimiento de este título no puede entenderse como un reconocimiento, ni siquiera implícito, de la sobrenaturalidad de ciertos fenómenos», ya que la Congregación había emitido a este respecto «un juicio negativo», que fue «aprobado por Pablo VI» en 1974.
Francisco, en contra
Entre los diversos mensajes que la Virgen dejaría a Ida estaría la petición de que la Iglesia reconociera el dogma de María como «corredentora». La petición se remontaría al 8 de diciembre de 1952. Al respecto, Vatican news ha quedido recordar lo que el Papa Francisco ha dicho en al menos dos ocasiones: el 3 de abril de 2020, en la homilía de la misa matutina presidida en la Casa Santa Marta, el Pontífice dijo: «La Virgen no quiso quitarle ningún título a Jesús... No pidió para sí ser cuasi-redentora o corredentora: no. El Redentor es uno y este título no se duplica». Afirmación reiterada en la audiencia general del 24 de marzo de 2021: «Cristo es el único Redentor: no hay corredentores con Cristo».
Otros papas, a favor
San Juan Pablo II, Papa, se ha referido en repetidas ocasiones a la Virgen María como corredentora:
En el saludo que dirigió a los enfermos después de su audiencia general el 8 de septiembre de 1982, el papa dijo:
«Maria, aunque concebida y nacida sin mancha de pecado, participó de una manera maravillosa en los sufrimientos de su divino Hijo, para poder ser la Corredentora de la humanidad».
En ocasión de la fiesta de san Carlos Borromeo, en 1984, el papa polaco dijo en el Angelus celebrado en Arona:
«A la Virgen ―la Corredentora― se dirigió San Carlos con acentos especialmente reveladores. »
Lo dijo en su discurso en el Santuario de Nuestra Señora de la Alborada en Guayaquil, el 31 de enero 1985:
«Los evangelios no nos hablan de una aparición de Jesús resucitado a María. De todos modos, como Ella estuvo de manera especialmente cercana a la cruz del Hijo, hubo de tener también una experiencia privilegiada de su resurrección. Efectivamente, el papel corredentor de María no cesó con la glorificación del Hijo».
El 31 de marzo de 1985, domingo de Ramos y día mundial de la Juventud, el Papa dijo:
«Al deseo del Redentor corresponda generosamente nuestro deseo, con la ayuda de María la Corredentora, a la que elevamos con todo ardor nuestra oración.».
El 24 de marzo de 1990, San Juan Pablo II se dirigió a los participantes voluntarios de una peregrinación de la Alianza Confederada del Transporte de Enfermos a Lourdes (OFTAL), así como a los enfermos que atienden, con estas palabras:
«¡Que María Santísima, Corredentora de la raza humana junto con su Hijo, les otorgue siempre fortaleza y confianza!».
Asimismo, al conmemorar el sexto centenario de la canonización de Santa Brígida de Suecia, el 6 de octubre de 1991, dijo:
«Brígida miró a María como a modelo y amparo en los diferentes momentos de su existencia, proclamó con vigor el privilegio divino de su Inmaculada Concepción; y contempló su misión sorprendente de Madre del Salvador. La invocó como Inmaculada, Dolorosa y Corredentora, exaltando su papel singular en la historia de la salvación y en la vida del pueblo cristiano»
Muchas referencias en el Magisterio
En cuanto a Magisterio previo:
En tiempos de san Pío X, el 22 de enero de 1914, un siglo bien cumplido, la Sagrada Congregación del Santo Oficio, hoy Dicasterio de la Doctrina de a Fe, promulgó un decreto concediendo indulgencias a una oración a la Virgen Santísima en la que se dice:
Oh Virgen bendita, Madre de Dios, desde Vuestro trono celestial donde reináis, dirigid Vuestra mirada misericordiosa sobre mí, miserable pecador, indigno servidor Vuestro. Aunque bien sé mi propia indignidad, deseo reparar por las ofensas cometidas contra Vos por lenguas impías y blasfemas, y desde lo más profundo de mi corazón, Os alabo y exalto como a la creatura más pura, más perfecta, más santa, de entre todas las obras de las manos de Dios. Bendigo Vuestro santo Nombre, Os alabo por el exaltado privilegio de ser verdaderamente la Madre de Dios, siempre Virgen, concebida sin mancha de pecado, Corredentora de la raza humana.
Este es el primer documento magisterial de la Iglesia en el que aparece el término Corredentora.
El día 30 de noviembre de 1933, fue Pio XI el primer Papa que usó ese adjetivo, en unas palabras que dirigió a peregrinos llegados a Roma desde Vicenza:
«Por la naturaleza de su obra, el Redentor debía asociar a su Madre con su obra. Por esta razón, Nosotros la invocamos bajo el título de Corredentora. Ella nos dio al Salvador, lo acompañó en la obra de redención hasta la cruz, compartiendo con Él los sufrimientos, la agonía y la muerte en los que Jesús dio cumplimiento cabal a la redención humana».
En ningún documento del Concilio Vaticano II se recoge la palabra, aunque sí figuró en los escritos preparatorios.
Pablo VI, en el Credo del Pueblo de Dios, del 30 de junio de 1968, hace referencia a María, como «asociada del Redentor» y nueva Eva, al hablar de la creencia de la Iglesia.
También así lo han enseñado muchos Papas. Pío XI afirmó que «la Virgen Dolorosa compartió con Jesucristo la obra de la Redención» (Carta apostólica Explorata Res, 1923). Benedicto XV: «Mientras sufría y casi moría junto con su Hijo sufriente y agonizante, renunció a sus derechos maternos sobre su Hijo para la salvación del hombre, y, para satisfacer la justicia de Dios, lo inmoló hasta donde le fue posible, de modo que podemos correctamente decir que ella redimió al género humano junto con Cristo» (Carta apostólica Inter Sodalicia, 1918). León XIII: «Es imposible pensar en nadie que haya hecho o vaya a hacer en el futuro tanto como ella para reconciliar a los hombres con Dios» (Carta encíclica Fidentem, 1896). Pío XII: «Libre de todo pecado, original y personal, y siempre unida intimísimamente a su Hijo, como nueva Eva lo ofreció en el Gólgota al Padre Eterno por todos los hijos de Adán, manchados por el pecado tras su caída. Sus derechos de madre y su amor de madre se incluyeron en el holocausto […] Al haber soportado con valor y confianza la tremenda carga de sus dolores y su desolación, es verdaderamente la Reina de los Mártires y, más que todos los fieles, completó ‘lo que le falta a la pasión de Cristo’» (Carta encíclica Mystici Corporis, 1943).
Pueden añadirse santos como el Cardenal Newman, San Josemaría, Santa Edith Stein, Santa teresa de Calcuta, San Pio da Pietrelcina o San Maximiliano Kolbe, entre otros.
Testimonio de San Ireneo de Lyon
La hipótesis de María corredentora tiene también asidero en la Tradición de la Iglesia. En el siglo II, San Ireneo de Lyon escribió en su sobra Adversus haereses:
«Así como Eva, esposa de Adán, aún una virgen, se convirtió por su desobediencia en la causa de muerte para sí misma y para toda la raza humana, así también María, esposa pero también virgen, se convirtió por su obediencia en la causa de salvación (salud) para ella y para toda la raza humana»
Obviamene la corredención de María no sería al margen de la de Cristo, sino derivada de ella. María es lo que es porque su Hijo es quien es.