(Catholic Herald/InfoCatólica) «Esta última ofensiva significa que unos 400 cristianos están actualmente encarcelados -de forma indefinida, sin juicio ni cargos- a causa de su fe», señala el informe, que destaca que entre enero y mayo de este año fueron detenidos 110 cristianos.
«En la última ronda de detenciones algunos niños han sido arrestados con sus padres, y en algunos casos toda la familia está en prisión», ha declarado el Dr. Berhane Asmelash, ex preso de fe y colaborador local de Release International. «Estamos muy preocupados por el bienestar físico y mental de los niños, algunos de los cuales sólo tienen dos años. Esto es totalmente inaceptable, y condenamos enérgicamente este acto inhumano del gobierno eritreo», añadió.
Eritrea se independizó de Etiopía en 1993, tras 30 años de guerra. Desde entonces, el antiguo líder del movimiento independentista, Isaias Afwerki, ha gobernado el país de una de forma dictatorial.
Al principio, Afwerki parecía que iba a dar paso a un régimen democrático, pero luego se volvió cada vez más autoritario, y las religiones y las iglesias pagaron un alto precio. Su gobierno sólo reconoce cuatro religiones estatales: la Iglesia Ortodoxa Tewahedo de Eritrea, el Islam suní, la Iglesia Católica y la Iglesia Evangélica Luterana de Eritrea. Pero a pesar del reconocimiento, el gobierno mantiene un férreo control sobre sus actividades, sus finanzas y su predicación.
«No se tolera en absoluto hablar de persecución o de injerencia del gobierno en asuntos eclesiásticos», dice Open Doors, una misión no confesional que apoya a los cristianos perseguidos en todo el mundo.
Ellis Heasley, responsable de asuntos públicos de Christian Solidarity Worldwide, declaró a Crux en una entrevista anterior que «en Eritrea, los cristianos siguen sufriendo encarcelamientos generalizados y otras violaciones de sus derechos humanos fundamentales».
«Muchos conocerán el caso de Abune (padre) Antonios, el patriarca legítimo de la Iglesia Ortodoxa que murió el 9 de febrero de 2022 tras 16 años bajo arresto domiciliario», dijo Heasley. «Había sido destituido en 2006, violando el derecho canónico, por oponerse repetidamente a la injerencia del gobierno en los asuntos eclesiásticos y negarse a excomulgar a los miembros del movimiento de renovación ortodoxa».
«Murió en medio de acusaciones de que le estaban inyectando una sustancia desconocida que tenía efectos perjudiciales para su salud. La detención injusta del patriarca durante los últimos años de su vida es indicativa de la persistente hostilidad de las autoridades eritreas hacia los grupos cristianos del país. El gobierno ha 'secuestrado' de hecho a la Iglesia Ortodoxa, controlando sus finanzas, vendiendo sus bienes, aprobando e imponiendo líderes y encarcelando a sacerdotes y otras personas que se oponen», añadió Heasley.
El reciente informe de Release International llega al mismo tiempo que el Departamento de Estado de EE.UU. publica su Informe sobre Libertad Religiosa Internacional, en el que Eritrea figura como uno de los denominados Países de Especial Preocupación por «haber cometido o tolerado violaciones especialmente graves de la libertad religiosa».
El arzobispo nigeriano de Abuja, Ignatius Kaigama, declaró a Crux que violar el derecho a la creencia viola fundamentalmente todas las demás libertades: «Va de la mano con la libertad de expresión, de palabra y de reunión, y cuando se restringe la libertad religiosa, todos estos derechos corren peligro». «Y por esta razón, la libertad religiosa es a menudo el barómetro de otros derechos humanos», afirmó Kaigama.
Añadió que, con demasiada frecuencia, cuando la libertad religiosa ha sido objeto de ataques en diversas partes del mundo, los medios de comunicación han descuidado su cobertura. «Es probable que se preste más atención a un periodista encarcelado en Irán que a tres mil cristianos asesinados o esclavizados en Sudán», concluyó.