(The Pillar/InfoCatólica) «Imploramos a la Santa Sede que reconsidere cualquier nueva restricción del acceso a este magnífico patrimonio espiritual y cultural», dice la carta, firmada también por el compositor Andrew Lloyd Webber, el historiador Tom Holland y la princesa Michael de Kent, miembro de la familia real británica.
La carta se hace eco explícitamente de un llamamiento de artistas y escritores publicado por el Times de Londres en julio de 1971. Los firmantes de la carta anterior, entre los que se encontraban la escritora de novelas de misterio Agatha Christie, el novelista Graham Greene y el violinista Yehudi Menuhin, expresaron su alarma ante las noticias de «un plan para borrar» la Misa anterior al Concilio Vaticano II.
El llamamiento llegó hasta el Papa Pablo VI, de quien se dice que exclamó «¡Ah, Agatha Christie!» al leer la lista de firmantes. El Pontífice italiano era un lector habitual de las novelas de la escritora británica. El Papa firmó un documento que permitía a los obispos de Inglaterra y Gales conceder permiso para que se ofrecieran misas en latín tradicional en ocasiones especiales, lo que hoy se conoce como el «indulto Agatha Christie».
La nueva carta cita el argumento del llamamiento de 1971 de que la Misa Tradicional en latín pertenece a la «cultura universal», porque ha «inspirado una multitud de logros inestimables en las artes - no sólo obras místicas, sino obras de poetas, filósofos, músicos, arquitectos, pintores y escultores de todos los países y épocas.»
La carta del 3 de julio califica de «dolorosos y confusos» los rumores de una nueva ofensiva vaticana contra la Misa tridentina -difundidos por primera vez en junio por el sitio web Rorate Caeli-, en particular para «el creciente número de jóvenes católicos cuya fe se ha nutrido de ella».
Rorate Caeli informó de que «se está intentando aplicar, lo antes posible, un documento del Vaticano con una solución estricta, radical y definitiva que prohíbe la Misa Tradicional en Latín». The Pillar no ha podido confirmar la existencia de tal documento.
Sin embargo, varios funcionarios curiales dijeron a The Pillar que creían que tal borrador existía y que, de ser promulgado por el papa Francisco, restringiría la celebración de la antigua forma de la liturgia más allá de lo dispuesto en el motu proprio Traditionis custodes de 2021.
En el momento de la promulgación de Traditionis custodes, Francisco dijo que le «entristecía que el uso instrumental del Missale Romanum de 1962 se caracterizara a menudo por un rechazo no sólo de la reforma litúrgica, sino del propio Concilio Vaticano II, afirmando, con afirmaciones infundadas e insostenibles, que traicionaba la Tradición y la verdadera Iglesia».
Un funcionario vaticano dijo a The Pilar que algunos proponentes de nuevas medidas para restringir la celebración del la Misa Tridentina no pretendían una supresión completa y total, que calificaron de «prácticamente inviable», sino más bien una especie de «cuarentena».
«El pensamiento, y algunos lo pondrán en estos términos, es 'forzar a los católicos tradicionalistas a vivir en reservas' (ndr: como los nativos en EE.UU), con todo lo que conlleva esa imagen».
«Sacarlos de la vida diocesana, conducirlos a pequeñas reservas en torno a grupos como la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro e incluso la SSPX los sacaría de las manos de los obispos locales», dijo el funcionario.
«Para los que quieren que se aplique radicalmente Traditiones custodes, sería un alivio bienvenido», dijo. «Y para los obispos que se han opuesto, al intentar dar cabida a las comunidades de mentalidad tradicionalista, les quitaría todo el problema de las manos».
Los firmantes de la nueva carta abogan por preservar la liturgia tradicional por su importancia cultural e histórica, calificándola de «una 'catedral' de texto y gesto, que se desarrolla como lo hicieron esos venerables edificios a lo largo de muchos siglos.»
«No todo el mundo aprecia su valor, y eso está bien; pero destruirla parece un acto innecesario e insensible en un mundo en el que la historia puede perderse en el olvido con demasiada facilidad», indica la misiva. Y concluye asegurando que «La capacidad del antiguo rito para fomentar el silencio y la contemplación es un tesoro difícilmente reproducible y, una vez desaparecido, imposible de reconstruir».