(InfoCatólica) Alrededor de dos tercios de los homicidios corresponden, según las autoridades, a ajustes de cuentas o venganzas entre las más de trescientas bandas criminales del país, que estarían empleando a unos doscientos sicarios.
Costa Rica se encuentra en un corredor clave para el movimiento de la droga producida en Sudamérica rumbo a Estados Unidos y Europa, con una ventaja además capital: la de tener costa en el océano Pacífico y también en el Atlántico, junto a un interior selvático que invisibiliza el contrabando.
Los obispos piden no normalizar la violencia
Los obispos han manifestado su preocupación por la gravedad de la situación, que se extiende y agrava con el tiempo. En su mensaje, la Conferencia Episcopal subraya que la violencia es «un mal, inaceptable como solución de los problemas y que atenta contra la dignidad, la vida y la libertad del ser humano».
El comunicado expresa dolor ante el creciente número de homicidios y el aumento de la violencia doméstica, donde las principales víctimas son mujeres, niños y ancianos, así como la violencia en centros educativos, lugares de trabajo y carreteras.
Los obispos señalan que la violencia no se distribuye uniformemente, sino que afecta principalmente a las zonas más vulnerables. Citando al papa Francisco, resaltan cómo la violencia socava la fraternidad humana y construye «muros» de desconfianza, comparándola con la historia bíblica de Caín y Abel.
Ante este panorama, los obispos invitan a la reflexión: «¿Vamos a normalizar los hechos de violencia aceptando que es inevitable? ¿Vamos a seguir admitiendo que el dolor de tantos hermanos se reduzca a simples datos estadísticos o a espectáculos mediáticos?». Reconocen, no obstante, que en las comunidades hay grandes manifestaciones de bondad y solidaridad que contrastan con el dolor causado por la violencia.
El mensaje también insta a los servidores públicos a no escatimar esfuerzos y a asumir medidas efectivas para abordar esta problemática. Abogan por una «sana política» que reforme las instituciones y promueva prácticas que superen las inercias viciosas.
Finalmente, los obispos llaman a la colaboración de todos para construir la paz día a día, reconociendo que las soluciones no son inmediatas. Citan el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, destacando que «la paz se construye día a día en la búsqueda del orden querido por Dios y solo puede florecer cuando cada uno reconoce la propia responsabilidad para promoverla».