(AP/InfoCatólica) A primera hora de este viernes, cinco mujeres que aseguran haber sido víctimas de abusos por parte de Rupnik enviaron cartas a obispos católicos de todo el mundo pidiéndoles que retiraran sus mosaicos de sus iglesias, afirmando que su exhibición continuada en lugares de culto era «inapropiada» y «traumatizante» para ellas y el resto de víctimas.
Por su parte, el cardenal Sean O'Malley, jefe de la Pontificia Comisión para la Protección de los Menores, envió su propia carta instando al Vaticano a dejar de exponer las obras de Rupnik. Dijo que el uso continuado de las obras ignora el dolor de las víctimas y podría implicar una defensa del sacerdote esloveno, según informa la propia comisión en su sitio de internet
De esa manera, el cardenal canadiense responde a las tesis del Prefecto del Dicasterio para la Comunicación, Paolo Ruffini, que recientemente justificó que se usen imágenes de obras de Rupnik en la web de Vatican.news.
Denunciado por abusos
En 2021, un grupo de monjas de la comunidad de Loyola acusaron a Rupnik de abuso sexual y psicológico durante la década de 1990. Sin embargo, tras una investigación, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe en el Vaticano determinó que las acusaciones contra Rupnik habían prescrito. Rupnik fue expulsado de la orden jesuita en junio pasado. En octubre, el Papa pidió al Dicasterio para la Doctrina de la Fe que revisara el caso de Marko Rupnik, y decidió levantar el estatuto de limitaciones para permitir una investigación.
Dos exmonjas de la comunidad de Loyola compartieron su historia públicamente en una rueda de prensa el pasado 21 de febrero. Las otras tres presuntas víctimas de Rupnik incluyen a dos exmonjas y una que todavía es monja.
La agencia de noticias italiana Ansa informa que una de ellas relata su relación con Rupnik, la cual se intensificó con el tiempo y luego estuvo marcada por un acoso constante en el trabajo.
Otra víctima se unió a la comunidad de Loyola en Eslovenia en 1990, a la edad de 24 años. También describe un patrón de violencia gradual, manipulación, acoso psicológico y amenazas. Entre otras cosas, menciona que Rupnik le rompió un dedo para demostrar su superioridad sobre ella. Esta monja dejó la comunidad en 1998.
La tercera presunta víctima, según la agencia, conoció a Rupnik en 1980. En su denuncia, también detalla presuntos actos de violencia sexual y las constantes