(InfoCatólica) En su mensaje, el Santo Padre plantea una cuestión fundamental: ¿qué significa tener fe verdaderamente? Francisco aclara que la fe no se basa en creer en un Dios distante y misterioso, sino en la presencia del Espíritu Santo en nosotros. Citando a san Pablo, recuerda que «el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo» (Rm 5,5), y que este Espíritu nos impulsa a vivir orientados hacia los bienes eternos, haciendo a los creyentes proactivos en la caridad y libres espiritualmente, aunque enfrentando la lucha entre la lógica del mundo y la del Espíritu.
El papa Francisco también resalta que la fe cristiana es una vida de esperanza y caridad, esperando la llegada del Señor en su gloria. La demora de la segunda venida de Cristo no es un problema, sino una oportunidad para testimoniar la esperanza a través de actos de amor y justicia, especialmente en los momentos de sufrimiento y adversidad que afectan no solo a la humanidad, sino a toda la creación.
«La creación entera gime y sufre dolores de parto» (Rm 8,22), recuerda el Papa, señalando que este sufrimiento es compartido por los cristianos y el Espíritu Santo. Este gemido expresa tanto el sufrimiento como la esperanza en la realización del designio divino de amor, alegría y paz. Francisco llama a todos a contribuir al proceso de un nuevo nacimiento de la creación, que gime esperando la liberación y se compara con la semilla de mostaza que crece hasta convertirse en un gran árbol.
El mensaje del Papa también aborda la necesidad de una conversión en los estilos de vida, para oponerse a la degradación del medio ambiente y fomentar una crítica social constructiva. Esta conversión implica pasar de una actitud de dominación a una de cuidado hacia los demás y la creación, restaurando las relaciones fundamentales dañadas por el pecado de Adán.
Francisco hace un llamado urgente a limitar éticamente el desarrollo de la inteligencia artificial y otros avances tecnológicos que, sin control, pueden poner en peligro la vida y la supervivencia humana. Destaca que el poder descontrolado genera monstruos y se vuelve contra nosotros mismos, y subraya la importancia de utilizar estos avances al servicio de la paz y el desarrollo integral.
Finalmente, el papa Francisco subraya que el cuidado de la creación no es solo una cuestión ética, sino también teológica. Explica que este cuidado está ligado al acto creador de Dios y al amor con el que Dios crea al ser humano en Cristo. Esta perspectiva teológica compromete a los cristianos a promover la justicia y la paz, destacando que la creación espera la revelación de los hijos de Dios. La protección del medio ambiente, por tanto, tiene un fundamento trascendente y es esencial para el destino eterno de la humanidad en Cristo.