(Aica/InfoCatólica) «Un pastor guía desde dentro», dijo Fernández durante la ceremonia, que tuvo lugar el pasado sábado, señalando que el ordinariato está estructurado para permitir, a los anglicanos que entran en plena comunión con la Iglesia católica, conservar elementos de la tradición anglicana que son «un tesoro que hay que compartir».
En 2009, el Papa Benedicto XVI permitió, con la constitución apostólica Anglicanorum coetibus, la creación de ordinariatos personales para anglicanos que se convirtieran a la Iglesia católica. En ese sentido, después del británico, se establecieron, en 2012, un ordinariato personal norteamericano y otro australiano.
Waller, de 62 años, fue ordenado sacerdote en la Iglesia anglicana en 1992. Tras la publicación de Anglicanorum coetibus, decidió convertirse a la Iglesia católica. En 2011, fue recibido en la plena comunión de la Iglesia y ordenado sacerdote según las disposiciones de la constitución, ya que la Iglesia católica no reconoce las ordenaciones anglicanas como válidas. Waller fue párroco en Londres y, desde 2020, también era vicario general del ordinariato personal.
Su nombramiento sigue a la aceptación por parte del Santo Padre de la renuncia presentada por monseñor Keith Newton, quien al escuchar la noticia dijo: «Estoy encantado de que nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, haya nombrado al padre David Waller, no solo como el segundo ordinario del ordinariato de Nuestra Señora de Walsingham, sino también como el primero en recibir órdenes episcopales».
La presencia del cardenal Fernández como obispo ordenante principal refleja la especial relación que los ordinariatos de Anglicanorum coetibus mantienen con el Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
El cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster; monseñor Stephen Lopes, obispo del ordinariato personal de la Cátedra de San Pedro en los Estados Unidos y Canadá; y monseñor Anthony Randazzo, administrador apostólico del ordinariato personal de Nuestra Señora de la Cruz del Sur en Australia, fueron los obispos coconsagrantes.
Un rostro de la Iglesia
En su homilía, el cardenal argentino se refirió a la «rica herencia inglesa», subrayando que «el ordinariato está invitado a ver los aspectos positivos de la tradición anglicana, conservados en él 'como un don precioso y como un tesoro que hay que compartir'», citando la constitución apostólica Anglicanorum coetibus.
El prefecto añadió: «En este proceso, la Iglesia no sólo da, sino que también se enriquece. Podemos decir, por tanto, que el ordinariato representa uno de los rostros de la Iglesia que, en este caso, recibe ciertos elementos de la rica historia de la tradición anglicana: elementos que ahora se viven en la plenitud de la comunión católica»