(Efe/InfoCatólica) La enmienda fue presentada por el senador demócrata Ben Nelson, y el republicano Orrin Hatch. La mayoría de los republicanos, y algunos demócratas, entre ellos Nelson, se oponen a la reforma de salud en su versión actual en el Senado, y han dicho que votarán en contra si los demócratas insisten en la "opción pública" y en la financiación del aborto en ciertas circunstancias.
La "opción pública" permitiría que el Gobierno compita con las aseguradoras privadas. La versión actual del proyecto de ley de reforma ante el Senado se apega a la ley federal en vigor, que prohíbe la financiación pública del aborto salvo en casos de incesto, violación, o cuando corre peligro la vida de la madre.
Los detractores de la reforma aseguran que la "opción pública" es otra costosa injerencia del Gobierno, y además exigen más restricciones a la financiación del aborto. Así, el rechazo de la enmienda enfrentó a grupos a favor y en contra del aborto.
El Consejo de Investigación sobre la Familia (Family Research Council), de corte conservador, criticó el rechazo de la enmienda y prometió continuar su campaña de movilización nacional en contra del aborto. Su meta es que la versión definitiva que salga del Senado incluya mayores restricciones sobre el uso de fondos públicos para el aborto.
Retrasos en la aprobación de la reforma
Pero Nancy Northup, presidenta del Centro para los Derechos Reproductivos dijo que la enmienda en cuestión hubiese minado seriamente la salud de las mujeres porque, para efectos prácticos, se trataba de una prohibición total a la cobertura del aborto para millones de mujeres en EEUU.
Northup consideró inaceptable que los líderes del Congreso permitan que se utilice el debate de la reforma de salud como pretexto para impulsar una política más dura contra el aborto.
El rechazo de la enmienda, sin embargo, pone en peligro los esfuerzos de la jerarquía demócrata del Senado de lograr la aprobación de la reforma de salud antes de fin de año.
Los demócratas no tienen los 60 votos necesarios, del total de 100, para bloquear cualquier táctica dilatoria de los detractores de la reforma. La versión que salga del Senado tendrá que ser armonizada con la que aprobó la Cámara de Representantes por estrecho margen el pasado 7 de noviembre.