(Fides/InfoCatólica) La iglesia, con un trasfondo cultural y una historia únicos, acogió a miles de peregrinos procedentes no solo de la isla de Java, sino también de otras islas indonesias. Junto a ellos, los creyentes musulmanes también acuden a visitar el santuario.
El padre Fransiskus Purwanto, de la Universidad Sanata Dharma de Yogyakarta, recuerda que la devoción al Sagrado Corazón fue introducida por los misioneros y se extendió rápidamente, siendo acogida tanto por la comunidad javanesa local como por los fieles musulmanes. La devoción al Sagrado Corazón es esencialmente espiritual, pero también se expresa a través del compromiso social en la ayuda a los más necesitados y pobres de la sociedad, señala.
La iglesia-santuario de Ganjuran, iniciada en 1924 y consagrada en 1930 por Gerard Marie Franciscus van Velsen, arzobispo de Yakarta, se asemeja a un templo con el típico estilo javanés en sus rasgos arquitectónicos, estructurales, artísticos y culturales, como las estatuas de Cristo y los santos. El templo de Ganjuran es una combinación de estructuras de estilo «mataram» y «majapahit». El padre Soegijopranata, un párroco local que más tarde, en 1941, se convirtió en el primer obispo indígena de Indonesia, inició aquí la práctica de la procesión del Santísimo Sacramento como señal de homenaje al Sagrado Corazón de Jesús.
Ganjuran es un lugar al que los fieles acuden para pedir la curación de enfermedades, y son muchos los testimonios de peregrinos que cuentan haberse curado tras bañarse en el agua del manantial que brota bajo el santuario. La gente también se detiene a rezar el Rosario en el santuario, que cuenta con una gruta mariana erigida junto a la iglesia el 11 de febrero de 1929, en conmemoración de las apariciones de Nuestra Señora de Lourdes. Aquí, la devoción a María se entrelaza con la devoción al Sagrado Corazón, y la gente sigue la costumbre javanesa de subir las escaleras descalzos para ofrecer incienso y flores a María.
La iglesia de Ganjuran se construyó en 1924 por iniciativa del Dr. Julius Schmutzer, un propietario católico holandés de una plantación azucarera. Este hombre y su familia se dedicaron activamente a crear una conexión fructífera entre el cristianismo y las culturas indígenas. Su concepto artístico buscaba una síntesis mística opuesta al colonialismo, lo que generó la hostilidad de la administración colonial holandesa. En sus escritos, afirmaban: «El catolicismo puede y debe absorber en sí mismo toda cultura con la que entre en contacto, purificándola e impregnándola de vida divina; no debe participar en los actos vandálicos de la hegemonía del mundo occidental que reduce todo a un mínimo común denominador mundano».
Con este concepto cultural y artístico se construyó la iglesia. Las columnas y el techo reflejan los colores javaneses, mientras que los ángeles a ambos lados del altar están creados al estilo wayang, un término local utilizado para describir el diseño del teatro de marionetas javanés. Las imágenes y estatuas de Jesucristo y María también están representadas a imagen y semejanza de la realeza javanesa, mientras que en los bajorrelieves del Vía Crucis de la iglesia, Jesús, los soldados romanos y Poncio Pilato aparecen ataviados con ropas y accesorios tradicionales javaneses.
La comunidad parroquial y los habitantes de la ciudad consideran la iglesia parte integrante de su identidad religiosa y cultural. Tras los daños severos que causó el terremoto de 2006, la iglesia fue restaurada con celeridad en su estilo original.
Un sacerdote diocesano, al que se le debe mucho, fue el padre Gregorius Utomo (1929-2020), quien sirvió durante años en Ganjuran y reforzó la práctica de las peregrinaciones, introduciendo una serie de actividades culturales y sociales. El P. Utomo organizó proyectos de desarrollo social para ayudar a los pobres y promovió la celebración del «Día Mundial de la Alimentación» en la Iglesia indonesia, que comenzó en octubre de 1990, cuando la iglesia parroquial de Ganjuran acogió un seminario para agricultores de toda Asia con motivo de dicho Día. En ese seminario se elaboró la «Declaración de Ganjuran», que animaba a los agricultores a practicar una agricultura sostenible, orgánica, económicamente justa y equilibrada, culturalmente apropiada y socialmente justa. Como pionero en la protección de la «casa común», instó y ayudó a los agricultores a plantar arroz orgánico local utilizando compost en lugar de fertilizantes químicos.