(CNA/InfoCatólica) La diminuta localidad de Emmitsburg, Maryland (3.629 habitantes), creció aproximadamente un 50% el jueves 6 de junio, cuando una multitud de hasta 1.500 católicos se unió a dos procesiones eucarísticas por sus calles, normalmente adormecidas.
Emmitsburg alberga el Santuario Nacional de Santa Isabel Ana Seton, la primera santa nacida en Estados Unidos. Rob Judge, director ejecutivo del santuario, dijo que era probablemente la mayor reunión en la ciudad desde la canonización de la Madre Seton en 1975.
«Ver a la gente entrar y adorar a Nuestro Señor y utilizar este espacio para tener un encuentro con Él es una lección de humildad para todos los que estamos aquí cada día», dijo Judge.
Las procesiones a través de Emmitsburg y hasta la vecina Universidad y Seminario Mount St. Mary forman parte de la Peregrinación Eucarística Nacional, que es una iniciativa del Renacimiento Eucarístico Nacional de los obispos católicos de EE.UU., un esfuerzo para ayudar a fomentar una mayor comprensión y devoción al misterio de Jesús en la Eucaristía.
La peregrinación arrancó en Pentecostés en cuatro rutas lanzadas desde las costas este y oeste y las fronteras norte y sur de la nación. Casi todos los días durante dos meses, los fieles de todo el país se unen a Jesús en la Eucaristía a su paso por sus pueblos y ciudades. Las cuatro rutas convergen en Indianápolis el 16 de julio para el Congreso Eucarístico Nacional.
La Ruta Seton, que comenzó en New Haven, Connecticut, y pasó por Emmitsburg el jueves, lleva el nombre de la santa a la que se honra en el santuario. Zoe Dongas, una de las «Peregrinas Perpetuas» que recorren toda la ruta, expresó su admiración por Santa Isabel Ana Seton durante los actos en el santuario.
«Personalmente, me inspira mucho cómo la Madre Seton, en su conversión y en su amor por la Eucaristía, estaba dispuesta a apostarlo todo por Jesús y la Eucaristía, y estaba dispuesta a aceptar los problemas sociales que eso conllevaba», dijo Dongas.
El padre Roger Landry, capellán de la Ruta de Seton, dijo en el santuario que, a pesar de las constantes procesiones, «sólo cuatro de nosotros hemos tenido alguna ampolla». A Landry le acompañan seis «Peregrinos Perpetuos», que acompañan a Jesús Eucaristía durante toda la ruta.
Añadió que «más allá de la resistencia física que se necesita, hay claramente una resistencia espiritual».
«Como sacerdote, hago un retiro cada año... [pero] eso es diferente a tener al Señor Jesús a cinco centímetros de tu nariz durante la mitad [de] tu día», continuó Landry. «Por eso, debemos trabajar para desarrollar esa resistencia espiritual y no dar por sentado que se trata de un regalo impresionante por sobreexposición».
Según el sacerdote, experimentar la historia de la Iglesia y las hermosas basílicas, junto con el gran número de personas que se unen a las procesiones, ha sido una experiencia «abrumadoramente estimulante» a lo largo de la peregrinación.
«Esa es una fuente de combustible mayor que el combustible que estamos gastando paso a paso», dijo Landry.
Después de una misa matutina en la Basílica de Santa Isabel Ana Seton, el arzobispo de Baltimore, William Lori, encabezó la procesión hacia el exterior, sosteniendo la custodia en alto mientras sacerdotes, seminaristas y fieles la seguían. En la escuela católica Madre Seton -una escuela primaria sólo para niñas fundada por la propia Santa Isabel Ana Seton en 1810- la procesión fue recibida por un grupo de escolares.
