(Ecclesia/InfoCatólica) La Agencia Europea de Medicamentos ha puesto en marcha un procedimiento de evaluación acelerada para ciertos ensayos, para que de esta manera puedan ser estudiados en un máximo de 26 días y autorizados en 31. Una cifra que reduciría el plazo hasta en un 30%.
El coordinador del Observatorio de Bioética de la Fundación Pablo VI, José Ramón Amor, ha defendido en 'Ecclesia al día' la rigurosidad por parte de las agencias de medicamentos europeas y americanas, más allá de los intereses mercantiles o comerciales, por lo que apoya esta medida que permita probar en humanos estos medicamentos.
«Hay un movimiento de las propias asociaciones de pacientes con enfermedades muy serias, a veces incluso minoritarias estadísticamente, que se quejan de la lentitud de los procesos para desarrollar nuevas moléculas».
José Ramón Amor ha aclarado que en Europa todo aquel que participa en un ensayo clínico y los profesionales que lo llevan a cabo no cobran: «Hay financiación para el instituto de investigación que suelen formar parte de los hospitales públicos para hacer los ensayos. Puede haber algunas corruptelas, pero en principio el procedimiento está bien reglado y la integridad moral de nuestros clínicos tienen un alto estándar», ha aseverado el coordinador del Observatorio de Bioética de la Fundación Pablo VI.
En este sentido, ha señalado que lo más importante es que los enfermos que participen en un ensayo «estén bien informados de lo que se mete. Es el médico el que suele ser el que recluta al enfermo, le hace la invitación, el enfermo se lo piensa y es muy raro que un enfermo diga que no», ha explicado Amor.
¿Cuáles son los límites éticos en los ensayos clínicos?
Cuestionado por los límites éticos en los ensayos clínicos, el experto en bioética explica que «no se puede exponer a más riesgo al sujeto que va a participar en el ensayo de los potenciales beneficiados esperados», aunque afirma que se trata de un criterio elástico, ya que «hablamos de enfermedades muy serias para las que no hay tratamiento».
En este sentido, ha puntualizado que en un ensayo siempre «vamos a correr riesgos por toxicidades de los medicamentos que se están ensayando», por lo que insiste en que «el sujeto tiene que estar muy bien informado».
José Ramón Amor añade que la población vulnerable «no debe entrar en un ensayo clínico, ni hacerlo en los presos». Dos colectivos que en Europa o EEUU están protegidos, pero no en países donde los derechos humanos no son respetados: «En China se están haciendo ensayos clínicos a presos, incluso a los que son condenado a muerte se les están extrayendo los órganos», ha denunciado.
Por último, el coordinador del Observatorio de Bioética de la Fundación Pablo VI ha reivindicado el altruismo y generosidad de aquellos que participan en los ensayos clínicos: «Son un ejemplo de poner su propio cuerpo al servicio de un bien mayor».