(Fides/InfoCatólica) Según informa la diócesis, el sacerdote «fue abandonado por sus secuestradores el 23 de mayo, hacia medianoche, en un lugar cercano a Ufuma». El P. Gbuzuo fue acogido por el P. Alex Ezema, párroco de la iglesia de la Santa Cruz de Ufuma, a la que el sacerdote se había dirigido una vez liberado.
El arzobispo metropolitano de Onitsha, monseñor Valerian Okeke, al tiempo que ha agradecido a quienes han rezado por la liberación del padre Gbuzuo, ha dirigido unas palabras de gratitud a las autoridades del estado de Anambra.
El secretario de prensa del gobernador del estado de Anambra, Christian Aburime, ha declarado que el padre Basil Gbuzuo ha recuperado la libertad «gracias a los denodados esfuerzos del equipo conjunto de seguridad del gobierno del estado de Anambra y de ciudadanos bienintencionados». Es decir, parece que en esta ocasión no habría habido pago por su liberación.
«El gobierno del estado no escatimará esfuerzos para garantizar que todas las personas retenidas sean liberadas incondicionalmente sanas y salvas», ha añadido.
El portavoz del gobierno ha lanzado luego una advertencia a las bandas criminales: «Aprovechamos esta oportunidad para enviar una enérgica advertencia a todos los delincuentes, sus colaboradores y patrocinadores. Todo el peso de la ley caerá sobre todas aquellas personas que directa o indirectamente se dediquen a orquestar actividades delictivas. Tengan presente, sin embargo, que la oferta de la rama de olivo extendida a los elementos criminales sigue abierta. Deben aprovechar las vías que ofrece el Estado para formarse, rehabilitarse y reintegrarse en la sociedad».
Recordamos que el otro sacerdote secuestrado en mayo en Nigeria, el P. Oliver Buba, de la diócesis de Yola, en el Estado de Adamawa, sigue en manos de los secuestradores.