(NCRegister/InfoCatólica) En un caso que ha puesto de manifiesto la persistente lucha contra los matrimonios forzados en Pakistán, Reeha Saleem, una joven de 17 años de la provincia de Punjab, logró anular su matrimonio tras haber sido secuestrada y obligada a casarse con su captor.
El incidente ocurrió cuando Saleem, perteneciente a la minoría cristiana de Pakistán, fue abordada por Muhammad Abbas, un vecino que la había observado durante mucho tiempo. A pesar de sus intentos por escapar y gritar pidiendo ayuda, la joven fue forzada a entrar en un vehículo por varias manos desconocidas.
El caso de Saleem no es único en Pakistán, donde los matrimonios forzados siguen siendo una triste realidad para muchas niñas y mujeres. Según UNICEF, aproximadamente 650 millones de niñas y mujeres en todo el mundo fueron obligadas a casarse cuando eran niñas, mientras que ONU Mujeres estima que una de cada tres niñas en países en desarrollo se casa antes de los 18 años.
Sumera Shafique, una abogada y activista que ha luchado incansablemente contra los matrimonios forzados, explicó que las niñas como Saleem a menudo se enfrentan a múltiples barreras para escapar de sus captores. «Vivimos en una cultura del honor», señaló Shafique, destacando la estigmatización de la explotación sexual en la sociedad pakistaní.
Una de las dificultades que enfrentan las víctimas es la falta de recursos legales, especialmente para las niñas pertenecientes a minorías religiosas como Saleem. Muchas familias no pueden permitirse buscar ayuda legal experta para la recuperación de sus hijas, lo que perpetúa el ciclo de abuso.
En el caso de Saleem, Shafique y su equipo lograron llevar el caso ante un tribunal pakistaní, solicitando la anulación del matrimonio forzado. La anulación era crucial para evitar que Saleem fuera acusada de apostasía, un delito grave en Pakistán que conlleva la pena de muerte.
A pesar de los desafíos legales y sociales, después de cinco años de ardua batalla legal, el Tribunal de Familia de Pattoki finalmente anuló el matrimonio de Saleem, reconociendo que había sido firmado bajo coacción durante su cautiverio.
La madre de Saleem, Parveen Saleem, expresó alivio y gratitud por la decisión del tribunal. «Nos hemos enfrentado a dificultades indescriptibles durante este tiempo», dijo, destacando las amenazas constantes del secuestrador de su hija.
Ahora, Saleem planea continuar su educación, una meta que se vio interrumpida abruptamente cuando fue secuestrada en 2019. Mientras tanto, Shafique sueña con construir un refugio seguro para las víctimas de matrimonios forzados, donde puedan recibir apoyo físico y emocional para recuperarse de los traumas sufridos.
«Creo que nadie puede influir mejor en las jóvenes que quienes han vivido la terrible experiencia del cautiverio y la explotación», afirmó Shafique, destacando la importancia de apoyar y ayudar a las víctimas para que se conviertan en defensoras de su propia causa y ayuden a otras personas que enfrentan situaciones similares.