(SIR/LNB/InfoCatólica) El evento contó con una significativa presencia de representantes chinos, todos vinculados al régimen comunista, incluyendo obispos. Destacó la participación del obispo de Shanghái, Giuseppe Shen Bin, quien fue instalado por el gobierno chino en abril de 2023 y fue reconocido por el Papa en julio de ese mismo año.
El purpurado indicó en declaraciones a periodistas que «el Concilio de Shanghái me ha inspirado a no tener miedo de afrontar este tema (ndr la presencia de la Iglesia católica en China), aunque sea particularmente difícil y complicado, a tener paciencia y a tener mucha esperanza. He hablado de las semillas que se siembran en la tierra: aunque al principio no parezcan dar resultado, al final germinan y siempre dan algo de cosecha».
Sobre la posibilidad de abrir una representación pontificia en el país, el cardenal Parolin añadió:
«Siempre es difícil hacer previsiones, nosotros llevamos mucho tiempo esperando poder tener una presencia estable en China, aunque al principio podría no tener la forma de una representación pontificia, de una nunciatura apostólica, sino de aumentar y profundizar nuestros contactos. Ese es nuestro objetivo. Luego, la forma puede ser diferente, ahora no nos fijemos en una única manera. Deseamos que con el paso del tiempo, a medida que se profundicen las relaciones, se dé este paso».
Y concluó asegurando que «el reconocimiento de las conferencias episcopales es un tema de discusión, para que comprenda a todos los obispos chinos. Pero aún es un tema en desarrollo».
El Papa rechaza las críticas al acuerdo con China
El congreso buscó trazar un paralelismo entre el proceso de «indigenización» del clero promovido por el Concilio de Shanghái y la actual «sinización» impuesta por el presidente Xi Jinping. En un mensaje, el papa Francisco elogió la sinodalidad del Concilio de Shanghái, indicando que el Espíritu Santo los llevó a tomar decisiones inesperadas, sugiriendo que la crítica al acuerdo con China refleja una falta de apertura al Espíritu Santo.
Cascioli redobla las críticas
Hablando de crítica, Riccardo Cascioli, en un artículo publicado en La Nueva Bussola Quotidiana, no dudo en calificar negativamente el comportamiento de la Santa Sede en sumisión a la dictadura comunista.
Caccioli aseguró que el paralelismo trazado entre el proceso de «indigenización» del clero promovido por el Concilio de Shanghái y la actual «sinización» impuesta por el presidente Xi Jinping es una distorsión histórica, ya que el contexto político y social del Concilio de Shanghái era completamente diferente al actual régimen totalitario chino, que controla con mano de hierro toda la nación.
Además, subraya la fidelidad y el martirio de los católicos chinos desde el ascenso del régimen comunista en 1949, con miles de ellos pagando con sus vidas su lealtad a Cristo y al Papa. Esta persecución se ha intensificado tras los acuerdos entre China y la Santa Sede en 2018, extendiéndose incluso a Hong Kong. Cascioli acusa al Vaticano de guardar un «trágico silencio» sobre esta realidad, con las recientes conmemoraciones del Concilio de Shanghái dando la impresión de que es la Iglesia la que debe enmendarse por sus «pecados» contra China.
En definitiva, señala que el intento del Vaticano de establecer una presencia en China se realiza a expensas de los católicos chinos, quienes siguen enfrentando una severa persecución. La verdadera «sinización» de la Iglesia, sostiene el vaticanista italiano, debería seguir el ejemplo de fidelidad y sacrificio de los mártires chinos, en lugar de ajustarse a las demandas del régimen comunista.