(NCRegister/InfoCatólica) El Santuario de Fátima, en Portugal, construido en el lugar exacto donde, en 1917, la Virgen María se apareció a tres niños pastores, suele recibir visitas que no cesan en ningún momento del año. Sin embargo, este mes de mayo es cuando más fieles se congregan para realizar visitas.
La mayoría de los visitantes son miles de peregrinos que se acercan al Santuario caminando largas distancias desde su punto de partida, las cuales a veces constan de cientos de kilómetros, requiriendo un recorrido de días de duración.
Los peregrinos hacia Fátima tienen diversas motivaciones para emprender su viaje, según revela una investigación. A pesar de la proximidad de muchos al santuario, optan por una aproximación más lenta. Caminar se erige como la modalidad preferida para llegar al destino sagrado.
Este método de desplazamiento, aparentemente arcaico en la era del automóvil, tiene sus razones. Los peregrinos valoran el acto de despojarse de lo superfluo, llevando solo lo esencial en sus mochilas. Este enfoque les proporciona una sensación liberadora y les permite concentrarse en el propósito de su peregrinación.
Además, caminar al ritmo de la naturaleza transforma su experiencia. Se adaptan al ciclo natural del día, durmiendo poco después del anochecer y despertando antes del amanecer. Esta conexión con el entorno natural ofrece una rutina equilibrada, en contraste con la agitada vida cotidiana.
La marcha también perfecciona sus sentidos. Se ven obligados a prestar atención a las señales del camino, que pueden ser tan simples como marcas en árboles o carteles. Esta atención meticulosa los hace más conscientes de su entorno y les permite apreciar la belleza que los rodea en su viaje hacia Fátima.
Durante la peregrinación, la atención se dirige inevitablemente hacia múltiples aspectos del entorno. A un ritmo más pausado que la frenética actividad diaria, los peregrinos se sumergen en la naturaleza circundante, observando cómo cambia el paisaje a su paso. Los sonidos de la tierra bajo sus pies se entrelazan con el canto de los pájaros, creando una armonía perfecta. Además, la compañía de otros peregrinos añade otra capa de significado a la experiencia. En estos momentos, la reflexión sobre el versículo del Génesis, donde se afirma que Dios consideró su creación como buena, cobra especial relevancia.
Al igual que sucede con el famoso Camino de Santiago, diversas rutas marcadas conducen hacia Fátima desde distintos puntos de Portugal. Estas rutas, detalladas en el sitio web oficial de las Rutas a Pie de Fátima, garantizan condiciones seguras y placenteras para los peregrinos y excursionistas que se dirigen al Santuario. Se evitan las concurridas carreteras en favor de senderos de tierra y caminos rurales más tranquilos, proporcionando una experiencia más enriquecedora para quienes buscan conectar con lo espiritual mientras exploran la belleza natural del paisaje portugués.