(ACIPrensa/InfoCatólica) La señora Antonia Acutis, madre del Beato Carlo Acutis, comparte en su libro «Mi hijo Carlo: Carlo Acutis a través de los ojos de su madre» revelaciones sobre la relación especial que su hijo tuvo con la Virgen de Fátima. Este pedido especial fue recibido por Carlo a través de una visión mística, acompañado de importantes mensajes de los pastorcitos videntes. En esta obra, la autora ofrece detalles reveladores sobre estos sucesos, proporcionando una visión única de la vida espiritual del beato.
El hilo de sucesos inicia durante una procesión en una iglesia cuando Carlo tenía alrededor de 8 años. Antonia relata que su hijo experimentó un momento extraordinario: la Virgen de Fátima pareció detenerse frente a él y colocar su corazón en su pecho. Relata que la Madre de Dios le encomendó a Carlo consagrarse al Corazón de Jesús y a su Inmaculado Corazón.
En otro contexto, Antonia recuerda el último viaje que realizó con Carlo fue en el año 2006, poco antes de su fallecimiento. Visitaron juntos Portugal y España. En Fátima, tuvieron la oportunidad de encontrarse con el padre Luis Kondor, encargado de la causa de canonización de los santos pastorcitos Francisco y Jacinta, quienes recibieron las apariciones de la Virgen de Fátima en 1917.
Durante esta visita, el sacerdote les presentó una exposición con fotografías inéditas de las apariciones y de los tres videntes. Antonia afirma que su hijo percibió varias señales importantes durante este encuentro, profundizando así su conexión espiritual con los santos y la Virgen.
Uno de esos días, Carlo tuvo un sueño en el que se encontró con Francisco, quien le encomendó la misión de realizar reparación y sacrificios «para que las personas pudieran amar y honrar más la Eucaristía».
Anteriormente, en el año 2005, poco después del fallecimiento de Sor Lucía y su partida a la Casa del Padre, Carlo experimentó un sueño revelador. En este sueño, la religiosa le transmitió un mensaje significativo destinado a la humanidad, dejando una impresión profunda en el joven Carlo y su compromiso espiritual.
«Ella le dijo que la práctica de los cinco primeros sábados del mes podía cambiar el destino del mundo», afirma su madre en el libro.
Esta devoción implica la realización de actos de piedad durante esos días con el propósito de reparar los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María.
Finalmente, su madre resalta que el joven beato acostumbraba a decir: «Cada vez que nos dirigimos a la Madre de Dios, nos ponemos en contacto directo e inmediato con el cielo. Es casi como si entráramos». Y también decía que «nos dirigimos a Ella sabiendo que es Omnipotentia supplex (omnipotente para interceder). Su intercesión está asegurada. Su intervención se da por hecha. Su oración es infalible».