(CH/InfoCatólica) «Reafirmamos abiertamente, en los términos más claros posibles, nuestro apego y lealtad inquebrantable a nuestro Arzobispo, el Cardenal Fridolin Ambongo», dijo en un comunicado del 30 de abril la Asamblea del Clero de Kinshasa (ACKIN).
El Consejo del Apostolado Laico Católico del Congo (CALCC) también expresó su pleno apoyo, calificando la investigación de «esfuerzo incansable por silenciar al cardenal».
«Humillarlo en el ejercicio de su misión profética es humillar a todo un pueblo que aspira a una vida mejor en este país», dijeron los seglares en un comunicado del 1 de mayo, prometiendo mantenerse firmes en su apoyo y lealtad.
Los hermanos en el episcopado de Ambongo aseguraron en un comunicado del 30 de abril que están siguiendo de cerca la situación y urgieron a los cristianos del país a mantener la calma, orando para que «este tiempo de prueba se transforme en una semilla de justicia, paz, reconciliación y desarrollo sostenible».
Todo ello ha ocurrido tras una orden del fiscal general del Tribunal Supremo de Congo, que ordenó a un tribunal inferior para abrir una investigación judicial contra el purpurado, que es también el presidente de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM) y miembro del consejo cardenalicio que asesora al Papa.
En los últimos meses, Ambongo ha hablado abiertamente sobre los fallos del estado congoleño. En un reciente mensaje de Pascua, criticó a las autoridades del país por la aparente indiferencia al sufrimiento del pueblo en medio de la guerra, la pobreza y la privación.
«Sabemos muy bien que nuestro país es hoy un país en agonía, gravemente enfermo y cuando una persona gravemente enferma está en estado de coma, es peligroso predecir su futuro y hoy el Congo está en esta situación de la persona gravemente enferma que está casi en estado de coma», dijo el 30 de marzo.
El cardenal habló sobre la balcanización del Congo, donde compañías multinacionales y grupos rebeldes financiados por países vecinos luchan por el control de los minerales en el este.
«Nuestro país está siendo dividido delante de nosotros, y actuamos como si no fuera nuestro país», dijo Ambongo.
En una carta del 27 de abril, la fiscalía afirmó que la retórica de Ambongo era equivalente a «declaraciones sediciosas... susceptibles de desanimar a los soldados de las fuerzas armadas de la República que están luchando en el frente, pero también de incitar a los rebeldes y otros invasores de las poblaciones locales ya magulladas por años de desestabilización».
«En vista de las pruebas de este comportamiento, que puede ser analizado como delitos contra la Patria, su pueblo y sus líderes, y que contravienen las leyes de la República, le ordeno que abra una investigación judicial contra el prelado mencionado», dijo el fiscal al Tribunal de Apelaciones de Matete.
Según la carta, el purpurado «parece estar violando deliberadamente la conciencia de las personas y disfrutando de difundir estos falsos rumores y otras incitaciones a la revuelta contra las instituciones establecidas y a ataques a la vida humana».
La orden establece además que si el tribunal inferior no iniciaba una investigación judicial, sería tratado como «una negación de justicia de su parte y su inactividad sería considerada como complicidad en los actos reprobables mencionados anteriormente».
Los partidarios de Ambongo insistieron en que las declaraciones públicas del cardenal están completamente en consonancia con la doctrina social católica.
Los miembros de ACKIN dijeron en su declaración que los mensajes del cardenal encuentan eco en todos los católicos, especialmente aquellos «movidos por la justicia, la verdad y la paz, viendo en él al defensor de los pequeños y la esperanza de todo un pueblo».
Además denunciaron que las autoridades, al emitir tal orden, estaban desviando la atención de los verdaderos problemas que afligen al país rico en minerales.
«La nación está en peligro, y ahora no es el momento para la diversión. A todos aquellos que tienen el objetivo equivocado, les emitimos esta advertencia: Quien toque al cardenal, toca al clero. Quien convoque a declarar al cardenal, convoca al clero», dijeron.
Según el consejo laico, el proceso legal contra Ambongo tiene la intención de «silenciar al siervo de Dios, sofocando así a toda una comunidad que enfrenta desafíos existenciales y socioeconómicos».
El presidente de dicho consejo, Jean Bosco Lalo, instó a los miembros a continuar rezando por el desarrollo integral de la Iglesia en la República Democrática del Congo.
En opinión de muchos observadores, las declaraciones públicas de Ambongo y la reacción que han generado, reflejan la reciente historia problemática del Congo.
Durante más de 30 años, el país ha lidiado con un conflicto implacable. Las causas son intrincadas y arraigadas, involucrando una red de actores. Más allá del notorio grupo terrorista M23, diversos grupos armados –más de 100, según la mayoría de los recuentos, tanto congoleños como extranjeros– luchan por la supremacía, especialmente en la región oriental. Además, naciones vecinas, incluyendo Ruanda, se encuentran enredadas en esta crisis, ya que buscan controlar minerales tan valiosos como el oro, el coltán y los diamantes.
Las pérdidas humanas son enormes: Desde 1996, aproximadamente seis millones de vidas se han perdido, y más de seis millones de personas permanecen desplazadas internamente en el este de la RDC.
Ambongo no solo ha sido crítico con los grupos rebeldes y la participación de los gobiernos extranjeros en la crisis, también ha expresado preocupaciones sobre la conducta de las agencias de seguridad del RDC.
«La realidad es que los demás continúan avanzando y ocupando el Este de nuestro país. Esto es obvio por la simple razón de que el Congo no tiene fuerza para defender la integridad de su país», dijo el cardenal durante su sermón de Pascua.
Los observadores en el Congo dicen que la relación entre Ambongo y el presidente Félix Tshisekedi ha sio tensa desde que Tshisekedi llegó al poder en 2019 en elecciones que en su momento, los obispos de la iglesia, incluido Ambongo, describieron como defectuosas.