(RC/InfoCatólica) El análisis de Religión Confidencial sobre los seminarios en España subraya una creciente preocupación por la falta de transparencia tras la decisión de la Comisión Episcopal de Clero y Seminarios de no publicar anualmente los datos desglosados de seminaristas por diócesis. Esta práctica se interrumpió después del curso 2018/2019, lo cual ha generado inquietudes en varios sectores eclesiales que ven en esto un retroceso en la transparencia y un posible encubrimiento de crisis vocacionales en ciertas diócesis.
Jesús Domínguez Rojas, de la Oficina de Sociología y Estadística de la Conferencia Episcopal, señala la importancia de los seminarios en el futuro de la vida sacerdotal y cómo estos reflejan las variadas concepciones de la Iglesia y la vivencia de la fe cristiana. A pesar de la reticencia a publicar datos detallados, la Conferencia Episcopal sigue actualizando algunos datos sobre las diócesis en su sitio web, aunque con ciertas inconsistencias y sin los detalles previos por diócesis.
Históricamente, el número de seminaristas en España ha mostrado una tendencia a la baja considerable desde la década de los 60. A fines de los 60, España contaba con más de 7.000 seminaristas. Una década más tarde, esta cifra cayó a solo 1.600, influenciada por grandes cambios sociales y la adaptación al postconcilio. Desde el pontificado de Juan Pablo II en 1978 hasta el actual pontificado de Francisco, la tendencia declinante ha continuado. Durante este periodo, el número de seminaristas ha disminuido en general, aunque se observaron incrementos temporales en ciertos momentos.
La distribución actual de seminaristas por diócesis es alarmante: en 2023, algunas diócesis como Barbastro, Ciudad-Rodrigo, y otras cuatro más no tenían seminaristas. Además, otras 14 diócesis contaban con entre cero y un seminarista para el curso 2022/2023. Esta situación es reflejo de una crisis vocacional extendida que afecta a gran parte del territorio español.
A pesar de algunos repuntes ocasionales en las vocaciones durante ciertos años, como los observados durante los primeros años de los pontificados de Juan Pablo II y Francisco, la tendencia general ha sido hacia la disminución. Incluso con estos repuntes, como el de 1987-1988 y 2014-2015, el número de seminaristas ha seguido disminuyendo a largo plazo.
La respuesta de la Iglesia frente a esta situación incluye una reflexión sobre cómo fomentar las vocaciones en un contexto de secularización y cambios socioculturales profundos. El análisis sugiere que es crucial que la Iglesia repiense sus estrategias de formación y promoción vocacional, considerando tanto las necesidades locales como los desafíos globales que enfrenta la Iglesia católica hoy en día.