(Agencias/InfoCatólica) Leandro Rodríguez acaba de cumplir su condena y vuelve a tener permiso para ejercer la medicina, tras una inhabilitación de dos años y cuatro meses, la cual concluyó el 30 de enero pasado.
El doctor Rodríguez compartió una entrevista con EWTN Noticias, en la que recordó cómo fue todo el proceso del juicio que le hizo conseguir tal condena: «En el año 2017, he pasado por un episodio en la guardia del hospital público donde trabajaba, en la ciudad argentina de Cipolletti, en la Patagonia argentina, donde recibo una paciente en mal estado general por un embarazo avanzado, y tomo la decisión de interrumpir un proceso de parto prematuro que se estaba llevando a cabo, y mejorar el estado de salud de la paciente».
«Esto fue interpretado por la Justicia, o por el Poder Judicial rionegrino, como haber impedido la voluntad de la paciente de interrumpir un embarazo, y de esa manera en el año 2019 fui condenado, y se acaba de cumplir esta condena», explicó en pocas palabras.
El doctor también comentó que todo este tiempo de espera «ha sido muy significativo» por la responsabilidad de representar «una suerte de muestrario de lo que puede pasar si uno no se somete a las decisiones arbitrarias del poder de turno».
Además, menciona que esto lo ha llevado a tener «una situación de mayor compromiso con el cuidado de la vida, la protección de la vida del niño por nacer, la protección de la mujer».
En relación a este asunto, destacó la situación de la paciente que fue considerada por la justicia como la persona afectada en este caso: debido a que había sido víctima de una violación, su historia fue ampliamente difundida por los medios de comunicación locales, retratándola como la principal perjudicada en esta situación. Sin embargo, una vez que el juicio concluyó y se dictó la sentencia, esta mujer quedó en el olvido y nadie más se preocupó por su bienestar. Desafortunadamente, ella se vio obligada a buscar ayuda por sí misma para poder sobrevivir.
Sucesos como este hacen muy notorio «que aquellos argumentos que se esgrimían en su momento, diciendo que esto era para la protección de las mujeres, fueron absolutamente falsos».
«Aquellos argumentos hablando de defensa de derechos, fueron absolutamente falsos, y lo único que intentaron hacer fue destruir la vida de un niño que ahora está por cumplir 7 años, que está feliz, con una familia adoptiva que lo está cuidando y le está dando el futuro que cualquiera de nosotros merecemos, contra eso no pudieron», afirma.
Y continúa: «El niño está vivo, la mujer que fue víctima de todo esto está bien, está saludable, por lo tanto en ese aspecto estoy conforme porque triunfó la vida, triunfó la verdad, más allá de las injusticias que uno haya padecido».
Respecto a su futuro y su carrera, el doctor Rodríguez confirma que seguirá laborando en el sector privado, puesto que «es difícil que vuelva a los hospitales públicos». También reafirmó su posición provida, asegurando que si se vuelve a encontrar en una situación como la que lo llevó a juicio, actuaría de la misma forma nuevamente.
«Cuando a mí se me condenó, y antes de que se me condene, se buscaba en mí una suerte de arrepentimiento, u otro mensaje», recuerda. «No. El mensaje es el mismo y cada vez con más convicción: la vida se defiende, eso no se discute», diciendo a los médicos: «es nuestro momento, el momento de hacer valer nuestras convicciones, nuestras convicciones morales, eso no se negocia».
Y finaliza su testimonio recalcando que «la objeción de conciencia es ese derecho fundamental que nos debe salvar, no debemos renunciar a ello y tenemos que defenderlo hoy más que nunca».