(InfoCatólica) El arzobispo asegura que detecta «muchos signos de que el sacramento de la Reconciliación / Penitencia / Confesión se ha perdido. Que yo sepa, muchos bautizados no se «confiesan» durante muchos años. Quizás no tienen pecados que confesar. Tal vez no creen que puedan ser perdonados».
Por otra parte, afirma que «muchos bautizados no se confiesan por arrepentimiento, buscando el perdón de Dios y la reconciliación con la Iglesia. Más bien, buscan a alguien que les escuche, necesitan desahogarse. No necesitan una gracia de conversión. Se contentan con el alivio de unas buenas palabras de consuelo»
Mons. Delpini lamenta que «la comunión eclesial, en su práctica comunitaria, no suele integrarse como un componente esencial de la experiencia de fe del penitente que pide el perdón de sus pecados». Y por ello ha pedido «a los sacerdotes que confiesan en la Catedral que compartan su experiencia y se inspiren en ella para propiciar una confrontación entre sacerdotes en las formas que sean deseables y posibles. De hecho, los confesores están siempre disponibles en la Catedral todos los días del año y durante todo el día. Y todos los días del año y a todas las horas del día hay penitentes. Otros santuarios de la diócesis también ofrecen este servicio y hay una afluencia similar de personas que desean confesarse».
El arzobispo indica a sus sacerdotes que en su servicio en favor de la fe de los fieles, el sacramento de la confesión no es secundario y hay que ofrecer a los alejados del mismo «la posibilidad de volver a encontrarlo». En ese sentido, señala que «cuestionar este aspecto del ministerio del sacerdote implica también cuestionar la práctica del «sacramento perdido» que vivimos como ministros del perdón».
El prelado agradece a los confesores de la catedral se alegra de que «esta cuestión alegro de que se convierta en tema de debate y de imaginación pastoral entre los sacerdotes que ejercen su ministerio en la diócesis».