(Aica/InfoCatólica) «Nadie de buena voluntad puede sentirse excluido ni ser excluido de la gran tarea de que Rosario sea un lugar en el que todos puedan experimentarse hermanos», expresó el Papa Francisco en un videomensaje dirigido a la comunidad de la ciudad de Rosario, atravesada por la violencia y el narcotráfico.
En su mensaje, difundido hoy, el pontífice reconoce que, «en el camino de la paz, se deben transitar respuestas complejas e integrales, con la colaboración de todas las instituciones que conforman la vida de una sociedad», y de ahí el llamado del Papa a «fortalecer la comunidad».
Francisco advierte que, «sin complicidades de un sector del poder político, policial, judicial, económico y financiero, no sería posible llegar a la situación en la que se encuentra la ciudad de Rosario», de ahí su exhortación a «rehabilitar la política» y su llamado a «todos los sectores políticos a transitar el gran camino del consenso y del diálogo, para generar leyes y políticas públicas que acompañen un proceso de recuperación del entramado social».
El pontífice señaló, además, que ante el narcotráfico «es necesario trabajar no sólo sobre la oferta, sino también sobre la demanda de drogas, a través de políticas de prevención y asistencia. El silencio del Estado en esta materia sólo naturaliza y facilita la promoción del consumo y comercialización de esas sustancias».
También convocó al poder judicial, que «es responsable de custodiar la integridad, la que comienza por la rectitud de su corazón», y al empresariado, sobre el que dijo que «hay una gran tarea por delante» en ese sector, «no sólo en impedir la complicidad en los negocios con las organizaciones mafiosas, sino también en un compromiso social».
Apoyo de la Iglesia
«Hermanos y hermanas -concluye Francisco- la Iglesia, como Madre y samaritana, siempre es llamada a acompañar espiritual y orgánicamente a los familiares de las víctimas que han perdido su vida a causa de la violencia, acompañar a los enfermos, acompañar a quienes viven el flagelo de las adicciones y a sus familiares, acompañar a quienes están presos y luego necesitan un camino de reinserción, acompañar a quienes viven en situaciones de vulnerabilidad extrema».
Rosarinos, «estoy cerca de ustedes. La Virgen del Rosario intercede día y noche por todos sus hijos, sobre todo, como suelen hacerlo las mamás, con diligencia especial por quienes tienen mayores fragilidades. Que Dios los bendiga, un abrazo».+