(Lifenews/InfoCatólica) Mark Lee Dickson señaló que, tras la anulación en 2022 por parte de la Corte Suprema de la sentencia proabortista en el caso Roe contra Wade, los defensores de la vida se dieron cuenta de dos graves lagunas en la ley que protege a los niños no nacidos.
Una se refiere al «turismo del aborto», que implica llevar a mujeres embarazadas fuera del estado para realizar un aborto. La otra es el tratamiento de los cuerpos de los niños abortados como «desechos».
Dickson mencionó que en 2017 se aprobó una ley en Texas sobre el entierro de los fetos, que establecía claramente que los restos debían ser adecuadamente manejados por una instalación médica a través de un entierro o cremación. Sin embargo, existe una laguna legal que aprovechan las empresas de gestión de residuos.
Estas empresas recogen los restos de los niños de instalaciones en otros estados, los traen a Texas y los destruyen, junto con otros desechos médicos. La ley no los detiene porque no son «instalaciones médicas».
Respecto a la ordenanza municipal de Midlothian, Dickson expresó su decepción porque no logró cerrar esta brecha. Aunque la ciudad amplió el mecanismo para hacer cumplir la protección de los niños no nacidos, «había una oportunidad para hacer mucho más». «Animamos a las ciudades a hacer todo lo que puedan», enfatizó Mark Lee Dickson.
La iniciativa de los «santuarios para los no nacidos», añadió su creador, «allana el camino hacia una América libre de abortos». «Esto significa que debemos ser muy cuidadosos con lo que hacemos», advirtió. «Debemos conocer las leyes que actualmente están vigentes aquí, en el estado de Texas. Y no podemos detenernos ahí. Debemos seguir adelante».
Hasta el momento, 51 ciudades en Texas y 17 en otros estados, como Nebraska, Ohio, Luisiana, Iowa, Nuevo México e Illinois, se han convertido en ciudades santuario para los no nacidos.