(IrishCatholic/InfoCatólica) Los compromisos entre la familia y la parroquia pueden causar «una batalla en el corazón» para los sacerdotes casados, dijo el obispo, advirtiendo contra la «solución rápida» al problema de falta de vocaciones.
Mons Phonsie Cullinan, que preside el Consejo de Vocaciones de la Conferencia Episcopal, habló con The Irish Catholic en Knock, Co. Mayo, en un acto que reunió en el santuario nacional a directores de vocaciones de toda Irlanda.
Mons. Cullinan dijo:
«Mucha gente lo plantea como una solución, pero hay que sentarse y pensarlo muy detenidamente. En mi propia conversación con una clériga protestante, me dijo que en todos los matrimonios de ministros protestantes hay siempre un conflicto entre los compromisos familiares y los parroquiales».
Y preguntó:
«¿Qué haces cuando el hijo o la hija quiere que le lleven a hacer deporte y hay un acto eclesiástico en ese momento? Se plantea un dilema. Tienes esa batalla en el corazón, entregarte por completo a tu parroquia o entregarte por completo a tu familia».
Además, advirtió:
«Además de eso, por supuesto, ¿cuántos matrimonios se están rompiendo ahora? ¿Pensamos seriamente que si los sacerdotes pudieran casarse serían diferentes? ¿Qué hacemos entonces si tenemos a alguien que está separado de su mujer y que está intentando ejercer su ministerio en una parroquia? Todo eso está ahí. Poner una solución rápida puede parecer lógico, pero cuando profundizas un poco más...»
La Conferencia Diocesana de Directores de Vocaciones tuvo lugar los días 7 y 8 de marzo, con la intervención del cardenal Lazzaro You Heung-sik, del Dicasterio para el Clero del Vaticano.
El obispo Cullinan anunció el 30 de abril un Año de las Vocaciones al Sacerdocio Diocesano, que concluye el 25 de abril, fiesta de San Marcos Evangelista. Dijo:
«El hecho es que la inmensa mayoría de los sacerdotes, cuando se profundiza en el tema, son realmente felices. Ese es un elemento clave en toda esta cuestión: han dedicado su vida a sus parroquias, a su ministerio y a su gente, y es una vida muy satisfactoria, una vida que merece la pena vivir y una vida que merece la pena promover».
«Hemos sido muy privilegiados a lo largo de este año por haber tenido tantos acontecimientos. Muchos de ellos pequeños, es cierto, pero al mismo tiempo, conectando con la gente, difundiendo el mensaje...», dijo el obispo, añadiendo que espera que continúe el impulso del año promoviendo las vocaciones diocesanas.
Irlanda está sufriendo un descenso muy acusado del número de sacerdotes, que no puede suplir con nuevas vocaciones. Una de sus diócesis lleva más de diez años sin celebrar ninguna ordenación sacerdotal.