(InfoCatólica) El cardenal ha empezado su discurso indicando, precisamente, cuál fue su intenciòn en los anteriores discursos inaugurales de la Plenaria de la CEE:
Durante estos años de presidencia de la Conferencia Episcopal Española (CEE), en mis discursos inaugurales he tratado de compartir una mirada reflexiva de la realidad, animando a trabajar juntos para construir, entre todos, una sociedad más libre, más justa, más en paz.
Buena parte de su alocución ha girado en torno a la exhortación apostólica post-sinodal Pastores Gregis de San Juan Pablo II, sobre el ministerio de los obispos. En ese sentido, ha recordado:
No olvidemos nunca que la misión le pertenece a Dios. Nosotros solo somos sus colaboradores más directos, llamados a trabajar en comunión con Él y entre nosotros. En efecto, el obispo, según san Juan Pablo II, es el primero que, en su camino espiritual, tiene el cometido de ser promotor y animador de una espiritualidad de comunión.
Tras citar a San Pablo, el cardenal ha exhortado a sus hermanos en el episcopado:
«Caminemos sin prisa, siempre unidos, cohesionados mirando hacia adelante. San Pablo, como también nos ha dicho Jesús, nos invita a no mirar atrás, sino siempre adelante. Miremos adelante dejando el pasado en manos de Dios».
El arzobispo de Barcelona ha concluido su discurso recordando la histórica homilía del cardenal Joseph Ratzginer en la Misa Pro eligendo pontifice previa al cónclave que le eligión como Papa:
Para terminar, recordemos unas palabras alentadoras. Me refiero a la reflexión final del cardenal Ratzinger en la homilía durante la Misa Pro eligendo pontifice tras el fallecimiento de san Juan Pablo II:
«Nuestro ministerio es un don de Cristo a los hombres, para construir su cuerpo, el mundo nuevo. ¡Vivamos nuestro ministerio así, como don de Cristo a los hombres! Pero en esta hora, sobre todo, roguemos con insistencia al Señor para que […] nos dé […] un pastor según su corazón, un pastor que nos guíe al conocimiento de Cristo, a su amor, a la verdadera alegría. Amén».
Ruego a Dios que los trabajos de estos días nos ayuden a vivir estrechamente la comunión; y que nos permitan seguir anunciando la Buena Nueva con esperanza, humildad, valentía y alegría.