(NCRegister/InfoCatólica) La editorial Sage, que publica una gran cantidad de revistas académicas, dio instrucciones a Health Services and Managerial Epidemiology para que retirara la publicación de estos estudios. La razón fue que un activista proabortista se quejó de uno de los tres estudios, lo que desencadenó una investigación.
El «defecto» central que señaló es el hecho de que el estudio fue realizado por investigadores científicos que trabajan para organizaciones provida (al igual que los otros dos estudios que ahora se han retirado).
El activista, que es profesor de ciencias farmacéuticas, alegó que trabajar para un grupo provida constituía de algún modo un «conflicto de intereses» que debería haber descalificado sus conclusiones para ser publicadas por una revista científica. También se alegó que los investigadores del estudio no habían revelado sus conexiones provida, a pesar de que el estudio afirmaba claramente en su conclusión que había sido financiado por el Instituto Charlotte Lozier, la rama de investigación de Susan B. Anthony Pro-Life America.
Una evaluación realizada por revisores externos coincidió en que los estudios presentaban deficiencias metodológicas. La hipócrita cuestión del «conflicto de intereses» planteada por el activista, y que no se plantea cuando los que hacen estudios científicos son proabortistas, es la razón principal por la que la revista médica justifica la retirada de los tres estudios sobre la píldora abortiva.
Este sesgo obvio a favor de las perspectivas del lobby abortista se vio agravado con otro hecho: en noviembre, mucho antes de que finalizara su decisión de retirar los estudios, James Studnicki, el principal investigador científico de los tres estudios sobre la píldora abortiva, fue expulsado del consejo editorial de Health Services and Managerial Epidemiology.
En otras palabras, a juicio de una importante empresa de revistas científicas, las convicciones provida no son simplemente un «conflicto» inadmisible cuando se trata de publicar investigaciones relacionadas con el aborto. También pueden inhabilitar a un investigador para expresar opiniones sobre cualquier tema en una de sus publicaciones.
La ciencia es clara: la píldora es peligrosa
Un aspecto que es crucial comprender es que la conclusión central de los estudios retirados -que las píldoras abortivas pueden lesionar gravemente a las mujeres- no está en disputa científica. En efecto, estos medicamentos malignos provocan artificialmente un aborto espontáneo, y las hemorragias y otras consecuencias asociadas a los abortos espontáneos que se producen de forma natural no son infrecuentes y obligan a las mujeres a buscar tratamiento en los servicios de urgencias de los hospitales y otros centros médicos.
Es obvio que el uso generalizado de la mifepristona, el ingrediente activo de la píldora abortiva responsable de más de la mitad de los abortos en Estados Unidos, provocará necesariamente lesiones similares. De hecho, uno de los tres artículos retirados descubrió que hasta el 60% de todas las visitas a urgencias derivadas de la toma de píldoras abortivas están siendo codificadas erróneamente por los hospitales como consecuencias de abortos espontáneos.
Otro aspecto significativo es el momento tan sospechoso en el que se anuncia la retirada de los estudios, justo un mes antes de que el Tribunal Supremo de EE.UU. celebre una vista sobre un caso clave relacionado con las píldoras abortivas.
En ese caso, el juez de distrito de Texas, Matthew Kacsmaryk, citó las conclusiones de uno de los estudios retirados en apoyo de su decisión de revocar la autorización federal del uso de la mifepristona para practicar abortos. Cuando los investigadores preguntaron en noviembre si la presión para retirar sus estudios estaba relacionada con el inminente examen por la Corte Suprema de la decisión de Kacsmaryk, Sage resopló diciendo que era «muy insultante» sugerir tal relación entre la política abortista y su toma de decisiones.