(InfoCatólica) En un texto publicado por LifeSiteNews, Mons. Rob Mutsaerts, obispo auxiliar de Hertogenbosch (Países bajos), realiza una de las críticas más duras hasta el momento de Fiducia Supplicans, la reciente declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe en la que se permite bendecir a parejas en situación matrimonial irregular o del mismo sexo.
A juicio del prelado, el documento no realiza tanto «una ampliación del significado de las bendiciones», sino más bien una «modificación deliberada de lo que es pecado». En ese sentido, Mons. Mutsaerts llega a calificar a la declaración de «documento cobarde» por no calificar las prácticas homosexuales de intrínsecamente malas. Esto es muy peligroso, porque, «cuando los conceptos se quedan vacíos, son fácilmente manipulables», igual que sucede cuando, fuera de la Iglesia, no se llama niño al no nacido, de modo que «el aborto ya no es un asesinato, sino una operación quirúrgica».
En particular, el obispo critica el vaciamiento de la palabra «pastoral», que se utiliza «para dejar de lado el Magisterio, oponer doctrina y vida y, después, tolerar una vida en desacuerdo con la doctrina», que «son solo palabras». Eso supone que el «cuidado pastoral ya no es cuidado del alma, sino un cuidado sin alma». El enfrentamiento de la moralidad contra la dogmática se puede encontrar, a juicio del obispo, no solo en Fiducia Supplicans, sino también en Amoris Laetitia. Todo esto es obra del subjetivismo y el relativismo, que «reinan hoy en el Dicasterio para la Doctrina de la Fe», convertido en un «Dicasterio de la Deconstrucción». Al mismo tiempo, las objeciones de obispos, conferencias episcopales enteras y de cientos de sacerdotes y fieles «se desestiman con arrogancia».
Para ilustrar sus críticas, Mons. Mutsaerts ofrece el ejemplo de su propia patria, los Países Bajos, el «país más secularizado del mundo», donde «estas tendencias comenzaron en los años sesenta» y «la doctrina se erosionó por completo». Fue allí, precisamente, donde se inventó la «teología pastoral», que se utiliza «para relativizar la verdadera ciencia». El resultado ha sido desolador, porque «todas estas concesiones a la cultura secular no atraen a los jóvenes. Los seminarios y congregaciones liberales están muriendo» y la «Iglesia en los Países Bajos está casi en coma (la edad promedio de los feligreses es superior a los 70 años)». ¿Quiénes crecen, en cambio? Los «seminarios y congregaciones tradicionales» y los grupos en torno a «sacerdotes simplemente católicos que no proclaman teorías vagas», porque los jóvenes «anhelan la Eucaristía, adorar, sumergirse en lo profundo. Son ellos quienes han redescubierto el sacramento de la Confesión».
En conjunto, el obispo quiere ofrecer un mensaje de esperanza. En primer lugar, indica que los «acontecimientos actuales en el Vaticano sean una bendición», porque los verdaderos problemas «están saliendo claramente a la luz, de modo que se hace posible cambiar de dirección». Asimismo, la tendencia a la desaparición de los grupos progresistas y al resurgir de los grupos fieles a la fe de la Iglesia indica que «con el tiempo, las cosas terminarán bien». «¿Qué hacer?», se pregunta finalmente el prelado, y contesta: «¡Quedaos en la Iglesia! ¡No abandonéis la Iglesia! Es la Iglesia de Cristo».