(InfoCatólica) La Nunciatura Apostólica en la Argentina comunicó que el Papa Francisco aceptó la renuncia de monseñor Gustavo Manuel Larrazábal CMF, quien había sido nombrado obispo de Mar del Plata el 13 de diciembre de 2023 y todavía no había tomado posesión de la sede marplatense, algo que iba a hacer el próximo sábado. Al mismo tiempo nombró administrador apostólico de la diócesis de Mar del Plata a monseñor Ernesto Giobando SJ. obispo titular de Appiaria y auxiliar de Buenos Aires.
Desde diversos medios argentinos se informó de la presentación hace años de denuncias en contra el obispo por los supuestos delitos de acoso y abuso de poder, registradas entre 2007 y 2013.
Un equipo periodístico obtuvo testimonios de personas muy allegadas a la mujer que denunció al obispo. «Ella tiene todavía miedo y prefiere no hablar con la prensa sobre esta cuestión traumática que le tocó vivir», refirió una de las fuentes consultadas. Asimismo, se aclaró que la mujer, que desarrolla tareas en una organización muy cercana a la Iglesia «ya se expuso oportunamente y vivió momentos muy duros».
La mujer, de 56 años, denunció que los hechos ocurrieron en Buenos Aires entre 2007 y 2013, tras lo cual el sacerdote fue trasladado a Mendoza, provincia en la que nació en 1961.
Todo ello no impidió que la Santa Sede saliera en su defensa y asegurara que el papa Francisco apoyaba a dicho obispo.
Monseñor Larrazábal seguirá siendo obispo auxiliar de la arquidiócesis de San Juan de Cuyo.
¿Renuncia voluntaria?
La figura de la renuncia voluntaria se ha usado en repetidas ocasiones para tapar lo que supone en realidad un cese de obispos. Así ocurrió con Mons. Manuel Ureña, arzobispo emérito de Zaragoza, quien tras ser anunciada su renuncia por motivos de salud, declaró al día siguiente encontrarse en perfecto estado. Más escandaloso fue el caso de Mons. Gustavo Zanchetta, de quien se anunció su renuncia como obispo de Orán, también por motivos de salud, cuando en realidad había sido objeto de denuncia denuncia por abusos sexuales a seminaristas, por lo cual fue finalmente condenado a prisión, no sin antes haber recibido un extraño apoyo personal del Papa, quien al parecer creó un puesto ad hoc para él en el Vaticano.