(CNA/InfoCatólica) Desde hace 2.000 años, cuando Jesús descendió a las aguas del Jordán para ser bautizado por Juan el Bautista, el río Jordán es un lugar de peregrinación para los cristianos de todo el mundo.
Y a orillas de ese río, desde hace 24 años, el segundo viernes de enero, la comunidad católica de la región emprende una peregrinación, reuniéndose en torno a su patriarca para celebrar el bautismo de Jesús. La peregrinación se ha convertido en uno de los principales acontecimientos de la Iglesia jordana, cuyo patrón es San Juan Bautista.
El lugar donde se celebra cada año esta fiesta se conoce como «Betania más allá del Jordán»; en la lengua local se llama Al-Maghtas, que significa «inmersión». Situado en la orilla oriental del río Jordán, nueve kilómetros al norte del Mar Muerto, el yacimiento consta de dos zonas arqueológicas distintas: Tell Al-Kharrar, también conocida como Jabal Mar-Elias (Colina de Elías), desde donde el profeta ascendió al cielo, y la zona de las iglesias de San Juan Bautista, cerca del río. Se cree que en este lugar fue bautizado Jesús.
La zona ha sido designada parque nacional para preservar el lugar y convertirlo en un importante destino de peregrinación. El parque está administrado por la Comisión del Lugar del Bautismo, una fundación independiente presidida por el príncipe Ghazi bin Muhammad, miembro de la casa real y asesor del rey Abdullah II para asuntos culturales y religiosos.
Por iniciativa de la comisión, se han asignado terrenos a iglesias cristianas de diversas confesiones para que construyan edificios religiosos a poca distancia del río. La iglesia latina está situada a un par de kilómetros del lugar identificado del bautismo de Jesús y tiene su propio acceso al río Jordán.
En declaraciones a la prensa antes de la misa, el patriarca latino de Jerusalén, cardenal Pierbattista Pizzaballa, reiteró el llamamiento «a un alto el fuego inmediato y al fin del recurso a las armas, las matanzas, los desplazamientos y la demolición de viviendas» en Gaza. Expresó su gratitud a la familia real de Jordania, al gobierno y a las fuerzas armadas «que proporcionan continuamente ayuda humanitaria». También expresó su gratitud al Hospital Jordano y a la Organización Hachemita de Beneficencia por su apoyo y asistencia, ya que fue a través de estas instituciones como los cristianos de la Parroquia de la Sagrada Familia, en el norte de Gaza, recibieron ayuda humanitaria en Nochebuena.
También habló el Dr. Imad Hijazin, secretario general del Ministerio de Turismo y Antigüedades, quien subrayó la importancia estratégica del sitio para el turismo jordano. Hijazin acababa de regresar de una visita al Vaticano, donde una delegación jordana se reunió con funcionarios de varios dicasterios, entre ellos el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado. El propósito era impulsar las peregrinaciones cristianas en Jordania, en particular en este lugar, reconocido como patrimonio de la UNESCO desde 2015. El patriarca también se sumó a este llamamiento. «Jordania es tierra santa. Reitero mi invitación a los peregrinos de todas las partes del mundo para que visiten Jordania», dijo.
Antes de presidir la misa, Pizzaballa recogió agua del río Jordán en una vasija. El agua fue bendecida durante la misa y luego rociada sobre los fieles como acto de renovación de sus votos bautismales con motivo de la fiesta.
Concelebraron la misa monseñor Jamal Daibes, vicario patriarcal en Jordania (que al día siguiente fue nombrado nuevo obispo de Yibuti), y monseñor Giovanni Pietro Dal Toso, nuncio apostólico en el Reino hachemita de Jordania, junto con varios obispos y sacerdotes.
En su homilía, Daibes habló de la santidad del lugar, santificado por el bautismo de Jesucristo: «Dios eligió este lugar para completar la historia de la salvación de la humanidad. Que nuestra pertenencia a la tierra del bautismo sea un mensaje de paz y amor para todo el mundo, siguiendo el ejemplo de Jesucristo», dijo.
La celebración tuvo lugar en la gran iglesia latina dedicada al bautismo de Jesús, a pocos metros de la orilla oriental del Jordán.
La construcción de la iglesia comenzó hace 15 años, con la colocación de la primera piedra bendecida por el Papa Benedicto XVI cuando vino como peregrino a Tierra Santa. Se espera terminar la construcción en 2025, año jubilar de la Iglesia universal y 25 aniversario de esta peregrinación de fieles católicos al río Jordán.
La iglesia latina puede acoger a miles de fieles, tanto en el interior como al aire libre. A ambos lados de la iglesia se han construido dos monasterios, reservados a dos comunidades monásticas -una masculina y otra femenina- pertenecientes a la Congregación del Verbo Encarnado. Cada monasterio está equipado para acoger a pequeños grupos de peregrinos en retiro. Cerca de la iglesia también está previsto construir un centro de acogida de peregrinos.