(InfoCatólica) 'Fiducia Supplicans' no es el último escándalo provocado entre los fieles católicos por el Cardenal Fernández. Varias webs argentinas, italianas y de habla inglesa han facilitado la lectura (hoy, 8 de enero) de un libro escrito por el Cardenal 'Tucho' Fernández en 1998 y que según fuentes ordenó retirar.
El contenido del libro tiene descripciones que pueden clasificarse de pornográficas, irreproducibles, dañinas para cualquier persona con un mínimo de sensibilidad espiritual y que están ocasionando preocupación entre muchos fieles en las Redes Sociales.
Según relata el siempre bien informado Caminante Wanderer, «el libro no aparece en el listado que incluyó en su CV y publicado luego por la página oficial del Vaticano en ocasión de su nombramiento. El libro en cuestión se llama La pasión mística. Espiritualidad y sensualidad, y fue publicado en la ciudad de México por la editorial católica Dabar en 1998»
Wanderer continúa relatando el hallazgo: «hace pocos días, fue subido a Scribd y allí lo encontramos. La veracidad del texto está confirmada no solamente por el ejemplar físico al que hemos accedido sino también por su inscripción en el registro internacional de ISBN (aquí) y su inclusión en Google Books (aquí), como así también en varios repertorio bibliográficos que pueden encontrarse en la web (por ejemplo este)».
El libro del arte de besar
Al poco de conocerse su nombramiento como Prefecto para el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el Cardenal (Tucho) Fernández, tal como hizo después de la publicación 'Fiducia supplicans' realizó varias entrevistas (por escrito y sin posibilidad de repregunta) en las que procuraba defenderse de escritura de otro libro sobre «el arte de besar», con la práctica que le caracteriza afeó a los que se escandalizaban de ese libro acusándoles de que en realidad es que estaban en contra del Papa. Como si el Santo Padre hubiese tenido algo que ver en lo que escribía en el cambio de siglo. En entrevista a InfoVaticana defendía el libro sobre el arte de besar:
Pues bien, conversando y conversando se nos ocurrió destacar que el sexo no es todo, que si uno lo pospone puede desarrollar muchas otras formas de expresión del amor y crecer en ese amor. Entonces, como ejemplo de una de esas expresiones de afecto que puede haber sin necesidad de llegar al sexo, estaba el beso. Así, junto con ellos hicimos una encuesta a otros jóvenes, buscamos poemas y fuimos armando esta catequesis. No era un manual de Teología, era un intento pastoral del cual no me arrepentiré nunca. Por supuesto que hoy no escribiría algo así, ya tengo 60 años y empiezo a prepararme para la vida eterna. De hecho, poco después pedí a la editorial que no lo reimprimieran. ¿No le parece de mala leche tomar ese librito, usar frases sueltas de ese opúsculo pastoral juvenil para juzgarme como teólogo?
Se desconoce qué tipo de rocambolescas «argumentaciones» utilizará ahora. El libro es absolutamente desaconsejable tanto por las formas como por el fondo, más allá que es otro ejemplo de la escasa cultura teológica que pone de manifiesto y que por las respuestas que da en las entrevistas se siente acomplejado.
Muchos fieles están también atentos a los sacerdotes y obispos que entonces defendían la publicación por parte del Cardenal Fernández el libro «Sáname con tu boca. El arte de besar» y repetían las excusas que ponía el Mons. Fernández.
El orgasmo
Aunque el libro está plagado de tesis teológicas débiles y confusas, los capítulos que más han escandalizado son los tres últimos capítulos titulados: «Orgasmo masculino y femenino»; «El camino hacia el orgasmo» y «Dios en el orgasmo de la pareja»
Algunas personas que han analizado el libro llaman la atención del conocimiento que tiene sobre el orgasmo femenino o la imprudencia de relatar «un encuentro apasionado con Jesús que me contó una adolescente de dieciséis años»
Y como en las sectas de «iluminados» de los siglos XV-XVI todo está trufado con unas supuestas finalidades espirituales:
Preguntémonos ahora si estas particularidades del varón y de la mujer en el orgasmo, se dan también de algún modo en la relación mística con Dios.
Podríamos decir que la mujer, por ser más receptiva, también está mejor dispuesta a dejarse tomar por Dios, está más abierta a la experiencia religiosa. Será por eso que en los templos predominan las mujeres. (p. 67).
Especialmente hiriente es el capítulo 8 cuando comenta las experiencias místicas de santas como Teresa de Jesús o del Niño Jesús.
Lógicamente, un tema que está siempre presente en muchos escritos del Cardenal Fernández es la homosexualidad. Con «argumentaciones» que ya prefiguran lo que después aparece en Amoris Laetitia y en otros escritos:
Pero esto tampoco significa necesariamente que esa experiencia gozosa del amor divino, si la alcanzo, me liberará de todas mis debilidades psicológicas. No significa, por ejemplo, que un homosexual necesariamente dejará de serlo. Recordemos que la gracia de Dios puede coexistir con debilidades y también con pecados, cuando hay un condicionamiento muy fuerte. En esos casos, la persona puede hacer cosas que objetivamente son pecado, pero no ser culpable, y no perder la gracia de Dios. (p. 80)
El también prescindible capítulo 9 dedicado al orgasmo en la pareja, que no en el matrimonio explícitamente. Los confusos párrafos intentan justificar una especie de «pornoteología» que como señala Wanderer:
El problema, según Mons. Fernández, viene de «la mentalidad griega la que influyó negativamente en el cristianismo, transmitiéndole un cierto desprecio del cuerpo». (p. 89) Pero Santo Tomás restituyó todo a su justo lugar y, para confirmar su opinión, trae el testimonio del P. Danielou quien en un escrito afirma que «De la unión erótica a la unión mística hay un paso fácil de dar» y, sobre todo la de «un venerable teólogo egipcio del siglo XV [olvida decir que se trata de un musulmán] que hacía la siguiente alabanza a Dios:
Alabado sea Alá, que afirma los penes duros y rectos como las lanzas para hacer la guerra en las vaginas (Al Sonuouti). (p. 91)