(Asianews/InfoCatólica) El prelado, de 61 años, no está reconocido por el gobierno chino y viene siendo periódicamente recluido por las autoridades locales para impedirle que ejerza su ministerio al servicio de la importante comunidad católica local. Mons. Shao fue detenido por las fuerzas de seguridad la noche del 2 de enero.
«Le ordenaron que llevara consigo la ropa que usa en primavera, verano, otoño e invierno –informan desde Wenzhou– por lo tanto, parece que la situación no es prometedora y que probablemente permanecerá en la cárcel durante mucho tiempo. Los fieles están preocupados porque ni siquiera saben dónde se encuentra detenido».
Mons. Shao fue ordenado obispo coadjutor con mandato papal en 2011 y por tanto sucedió a su predecesor, Mons. Vincent Zhu Wei-Fang, cuando este falleció en septiembre de 2016. Sin embargo, se negó a unirse a los organismos «oficiales» impuestos por el gobierno de Beijing a los católicos chinos y nunca obtuvo el reconocimiento de las autoridades, que consideran la diócesis «vacante» y confiaron su gobierno a un sacerdote que es miembro de la Asociación Patriótica, el padre Ma Xianshi.
Mons. Shao es regularmente arrestado con ocasión de las fiestas para impedir que presida celebraciones públicas en una ciudad apodada «la Jerusalén de Oriente» debido a sus numerosas iglesias. Este año, sin embargo, las cosas fueron un poco diferentes. Unos días antes de Navidad, el 16 de diciembre, las fuerzas de seguridad se llevaron al obispo Shao, pero lo liberaron dos días después. Durante el período navideño, los días 24 y 25 de diciembre, fue trasladado al condado de Taishun, con el fin de impedirle que celebrara la Misa de Navidad. Aun así afirmó que había pasado una de las Navidades más tranquilas de su vida.
Sin embargo, el arresto se llevó a cabo días después, debido a una carta que Mons. Shao escribió al P. Ma el 31 de diciembre, creyendo en conciencia que debía protestar por las decisiones que se han tomado en la diócesis sin respetar su jurisdicción. «Le escribí –dice el texto que monseñor Shao hizo público– para expresarle mi deseo de reunirme con usted lo antes posible para discutir las soluciones de algunos de los complejos problemas que tiene la diócesis en este momento. Me respondió que para usted no era conveniente reunirse conmigo. Por eso vuelvo a escribirle para pedirle que transmita mis opiniones a mis hermanos sacerdotes y feligreses».
«En 2019 -sigue diciendo mons. Shao- sin mi permiso se ha llevado a cabo una redistribución de las parroquias y el traslado de los sacerdotes de esta Iglesia, una degradación no autorizada de la diócesis de Lishui a parroquia dependiente de la diócesis de Wenzhou. Cuatro años después, he vuelto a leer que se ha hecho una división de parroquias y el traslado de sacerdotes (decidido por el P. Ma para el 6 de enero, ndr) sin el permiso del obispo. Le escribí inmediatamente para solicitar un listado. Lo mismo se aplica a la ordenación de los seminaristas: según el derecho de la Iglesia, deben ser ordenados personalmente por el obispo de la diócesis o con un poder suyo. El Código de Derecho Canónico afirma que, quien recibe las órdenes sagradas de alguien que carece de poder legítimo para la ordenación, queda automáticamente suspendido».
La carta provocó una fuerte reacción de los organismos eclesiales «oficiales» de Wenzhou y habría dado origen a la nueva detención de mons. Shao. «Ahora –concluye la fuente de AsiaNews– los fieles se movilizan en la oración por él, pidiendo al Señor que lo devuelva lo antes posible a su comunidad».