(Diario Medico/InfoCatólica) De la Torres explica la situación:
«Estamos en épocas complicadas para muchas personas. Hemos vivido una pandemia que ha obligado a llevar a cabo muchas adaptaciones en la vida diaria y ha provocado situaciones como la pérdida del trabajo o hacinamientos en el hogar, entre otros estresores de la vida cotidiana. En la transición hacia la postpandemia, además, se produjo la guerra en Ucrania, que ha tenido una repercusión global y se ha notado en el aumento de los precios, entre otros condicionantes. Esos y otros distintos estresores se han unido a otros factores que previamente ya estaban ejerciendo un impacto, como la inmediatez que rige nuestra sociedad, en la que todo tiene que ser rápido. O la dictadura de la felicidad, esa happycracia que tanto se ve en las redes sociales donde parece que todo tiene que ser siempre perfecto y hay que mostrar una imagen positiva. Todo eso está provocando un empeoramiento de la salud mental de los españoles en general y de los jóvenes en particular».
Además de los problemas de ansiedad o la depresión, que se estima que puede afectar hasta al 15% de la población a lo largo de su vida, en los últimos años han aumentado significativamente los problemas de trastornos de la alimentación, sobre todo en los jóvenes, señala De la Torre:
«Algunos estudios muestran un aumento de hasta cuatro veces en el número de casos».
Además, al especialista le preocupa especialmente el alza que se está produciendo en el número de suicidios. «Por desgracia, llevamos cuatro años con aumento consecutivo en el número de víctimas, de personas que fallecen por suicidio», expone.
Así lo constatan los datos de un sondeo elaborado por Sigma Dos para El Mundo, que revela que 2,8 millones de españoles han tenido pensamientos suicidas, el 56,5% de la población confiesa haber sufrido problemas de salud mental y más de 11 millones han pasado por períodos de depresión.
Para De la Torre hace falta una acción conjunta que aborde esta crisis:
«El problema que tiene España, desde mi punto de vista y desde el de muchos teóricos e investigadores del suicidio, es que tenemos 18 planes autonómicos contra el suicidio, cuando el suicidio es un problema poliédrico, un fenómeno complejo que requiere una acción intersectorial conjunta. Necesitamos un Plan Nacional contra el suicidio. Muchos países lo han implementado y hay resultados claros y robustos donde se indica que se doblegan las curvas de mortalidad por suicidio. Dinamarca es un ejemplo bastante claro, donde han puesto en marcha un programa integral que ha funcionado».
El investigador recuerda que un plan nacional fue el que permitió reducir el número de accidentes de tráfico en casi un cuarto:
«Es un ejemplo de que cuando se hacen cosas de forma consensuada y coordinada, se producen los resultados esperados».
Alejandro de la Torre concluye recordando que «la Organización Mundial de la Salud indudablemente considera la salud mental como una prioridad sanitaria. Parece que nosotros todavía no. Y necesitamos mucha más consciencia social y mucho más apoyo institucional para conseguirlo».