(Agencias/InfoCatólica) Los karabajíes han recibido el Año Nuevo en el destierro sin saber si podrán regresar algún día a su patria ancestral o tendrán que rehacer sus vidas en su nuevo hogar, Armenia.
Durante años, los ciudadanos de origen armenio y fe cristiana han enfrentado persecución religiosa y recientemente el exilio a manos del ejército azerí.
Además de la virtual disolución de Nagorno Karabaj, la víspera de Año Nuevo trajo otra noticia desafortunada para los católicos armenios. Según la agencia de noticias armenia 301, en la noche del 31 de diciembre, la televisión pública del país se negó a transmitir el discurso de fin de año de Karekin II, el patriarca católico armenio, que está al frente de una Iglesia que representa aproximadamente el 4% de la población.
Históricamente, el mensaje del catholicós de todos los armenios solía transmitirse justo antes del discurso del Jefe de Estado, actualmente Vahagn Jachaturián, aunque esta vez se difundió a través de las redes sociales.
Cerca de 100,000 personas de origen armenio huyeron de Nagorno Karabaj el pasado mes de septiembre ante el avance del ejército de Azerbayán. El bloqueo del corredor de Lachin, la única ruta hacia este territorio rodeado de montañas, generó una escasez severa de alimentos y una grave «crisis alimentaria» denunciada repetidamente por el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa.
Como consecuencia de esta situación precaria, el 28 de septiembre de 2023, Samvel Shajramanián, entonces presidente de esta república autoproclamada, ordenó «disolver todas las instituciones públicas y organizaciones vinculadas a ellas antes del 1 de enero de 2024».
El pasado més de octubre, el sacerdote austriaco Andreas Isakahyan, misionero en la región, describió la dramática situación que se está viviendo en una entrevista con «Krone»:
«Este es el segundo genocidio después de 1915 contra los armenios. ¡Y la comunidad mundial vuelve a mirar hacia otro lado!»