(La Croix/InfoCatólica) Aunque las estadísticas no sirven para hacer Teología, son muy útiles para hacernos una idea de cómo está la Iglesia en la actualidad, al menos en algunos aspectos cuantificables. En ese sentido, la encuesta que acaba de realizar el diario La Croix entre 673 seminaristas de 25 seminarios de Francia resulta especialmente interesante y significativa. Conviene indicar que esa cifra corresponde a casi todos los seminaristas diocesanos que tiene Francia en este momento (todos los que usan la ratio común), de modo que los resultados ofrecen una visión bastante ajustada de la realidad. Respondieron a la encuesta 434 seminaristas.
Quizá el aspecto que llama la atención de forma más “visible” sea el de la vestimenta. El 73 % de los seminaristas afirmaron que tenían la intención de llevar sotana. Y el 48 % planeaban utilizarla de forma habitual. Esto supone un verdadero terremoto en cuanto al aspecto que tendrá el clero en unos años, sobre todo en zonas donde la mayoría de los sacerdotes actuales no se identifican como tales o, como mucho, utilizan una camisa clerical. Sin duda este resultado indica que las nuevas generaciones de sacerdotes muestran un claro orgullo por su identidad sacerdotal y un deseo de resaltar visiblemente esa identidad de forma pública.
El resultado relativo a la forma de vestir es muy comprensible, por otro lado, si tenemos en cuenta que casi la mitad de los seminaristas franceses que respondieron a la encuesta había frecuentado una parroquia o comunidad tradicionalista (el 49 %). Curiosamente, a pesar de ello, solo el 21 % de los seminaristas tenía intención de celebrar la Misa según el rito antiguo (el 7 % regularmente y el 14 % de forma combinada con la Misa nueva).
En conjunto, dos tercios de los seminaristas habían frecuentado nuevos movimientos y comunidades (incluidos los grupos tradicionalistas) antes de entrar en el seminario (el 36 % de forma habitual y el 32 % ocasionalmente). En el país galo, hace mucho tiempo que una gran parte de las parroquias están prácticamente vacías y, a menudo, la fe se vive en torno a movimientos o comunidades, que son percibidos como medios que ofrecen un seguimiento de Cristo más vivo e intenso. Asimismo, la mayoría de los seminaristas habían sido Scouts, un grupo que tiene mucha más presencia en Francia que en España.
Otra cuestión interesante es la de los monaguillos. La gran mayoría de los seminaristas habían sido monaguillos (el 59 % durante muchos años y el 15 % ocasionalmente). Estas cifras no son sorprendentes, teniendo en cuenta que lo lógico es que la vocación sacerdotal surja en un entorno sacerdotal y litúrgico de servicio del altar, pero quizá deberían hacer pensar que la opción moderna de tener monaguillas en las parroquias puede explicar en parte la falta actual de vocaciones al sacerdocio.
En cuanto a las familias, como era previsible, la mayoría (el 72 %) provienen de familias que van a Misa todos los domingos. Un dato significativo y quizá no tan previsible es que para casi dos tercios de los seminaristas (62 %), los padres habían sido las figuras determinantes para su itinerario espiritual. Parece evidente que, a medida que las parroquias han ido secularizándose o vaciándose, también se ha ido poniendo de manifiesto el papel fundamental e insustituible las familias o iglesias domésticas, como lugar primordial para educar en la fe. El 61 % de los seminaristas consideraron que la mejor manera de transmitir la fe era en familia.
En cuanto a la situación actual de la Iglesia, el 83 % de los seminaristas reconocieron su afinidad con el Papa Francisco. La Croix, un diario de tendencia progresista, resalta este dato y habla de una “generación Francisco”, junto a una foto del Papa muy sonriente. Sin embargo, considerando con cuidado las cifras, emerge una realidad más matizada. El 39 % de esos seminaristas consideraban que Benedicto XVI era el Papa que más les había marcado. Y del 83 % de seminaristas que, como hemos dicho, se declaraban afines al Papa Francisco, solo el 18 % se consideraban “muy afines”, el 24 % “bastante afines” y el 41 % simplemente “afines” (siendo el resto poco o nada afines). Estas cifras, en realidad, parecen muy poco halagüeñas para Francisco, teniendo en cuenta que, como decía uno de los seminaristas encuestados, “los católicos siguen al Papa y a la Iglesia” y, en un grupo de seminaristas, sentir una gran afinidad por el Pontífice debería ser lo normal.
Quizá el dato más preocupante sea que el 29 % de los seminaristas que respondieron se mostraban favorables al fin del celibato obligatorio. Es difícil no pensar que se trata de una cifra alarmante, teniendo en cuenta que esos seminaristas se comprometerán a guardar el celibato dentro de unos pocos años.