(Asia News/InfoCatólica) Según la investigación, varios ciudadanos pobres de Myanmar fueron trasladados al Hospital Apollo de Delhi (uno de los dos hospitales de la capital gestionados por la empresa Indraprastha Medical, también conocida como IMCL) y pagados para que se les extipara uno de sus riñones, que luego es vendido a otros pacientes, a menudo extranjeros.
«Las acusaciones lanzadas recientemente por los medios de comunicación internacionales contra IMCL son absolutamente falsas, desinformadas y engañosas», afirmó la empresa privada en una nota. Apollo Hospitals Group se mostró de acuerdo con la declaración de IMCL. «Como parte de la política de gobierno corporativo, IMCL ha iniciado una investigación sobre el asunto para profundizar en todos los aspectos del proceso de trasplante», explicó además la empresa.
En India (y Myanmar) se está investigado la venta de órganos, pero no sería la primera vez que surgen informes sobre tráfico de riñones en India, donde hay escasez de donantes. Cada año se diagnostica una enfermedad renal crónica a casi un millón de indios, y unos 200.000 padecen insuficiencia renal terminal. Según algunas estimaciones, solo el 10% de los indios que desarrollan una enfermedad renal acuden a un nefrólogo y al menos 20 indios mueren cada día a la espera de una donación de órganos. En 2022, sólo se realizaron 7.500 trasplantes en todo el país.
Los estudios y encuestas indican que la mayoría de las personas que ceden sus órganos por dinero son habitantes de los barrios marginales de la India y de los distritos agrícolas que sufren la creciente sequía. En otras palabras: las personas más pobres del país, que se ven obligadas a vender un riñón (son sobre todo mujeres con una edad media de 35 años las que lo hacen) principalmente para saldar deudas con prestamistas locales. La cantidad recibida suele rondar los 1.000 dólares de media, lo que a menudo no es suficiente para que las familias cubran sus deudas y gastos.
En los años de la pandemia, además, varios indios contaron que habían sido contactados en Facebook para vender un riñón por 10 millones de rupias (122.000 dólares) y que les habían dicho que tenían que pagar varios miles de rupias por adelantado para obtener una tarjeta de registro de donante, un documento que las autoridades gubernamentales conceden en realidad de forma gratuita. Una mujer llamada Surya estaba a punto de ser víctima de una estafa de este tipo cuando encontró el número de la Fundación Mohan, una ONG que promueve la donación legal de órganos, un tema sobre el que pocos indios están informados. Fundada en 1997 por el doctor Sunil Shroff, cirujano de trasplantes en el Reino Unido, con el tiempo empezó a recoger denuncias de personas a las que se pedía en las redes sociales que donaran sus órganos a cambio de dinero. Entrevistado por AsiaNews, explicó que no hay datos sobre el tráfico de órganos, ya que se trata de una actividad ilegal, mientras que en el caso del Hospital Apollo, «todos los tratos tuvieron lugar en Myanmar y, en esta situación, las autoridades birmanas deberían tomar medidas».
La donación de órganos de personas fallecidas no es habitual en India, por lo que la mayoría de los trasplantes se realizan de donantes vivos que son familiares o amigos del paciente. La normativa que regula los trasplantes de órganos entró en vigor después de que un tsunami devastara varias zonas del país en 2004, sobre todo el estado sureño de Tamil Nadu. Muchos de los supervivientes de la tragedia que quedaron en la indigencia tras perder su trabajo o su casa recurrieron a la venta de órganos para sobrevivir. El fenómeno se hizo tan popular que el distrito de Villivakkam recibió el apodo de «Kidneyvakkam». En respuesta a la crisis, Tamil Nadu allanó el camino para promover la donación de órganos de cadáveres.
Sin embargo, en todo el país la demanda de órganos sigue superando a la oferta, con una tasa de menos de un donante fallecido por millón de habitantes. Por el contrario, el doctor Shroff señaló que «en 2019, el 88 % de los 9 751 trasplantes de riñón y el 77 % de los 2 590 trasplantes de hígado realizados en la India procedían de donantes vivos». Las razones de este problema son varias: por un lado, existe una falta de sensibilización sobre el tema incluso entre médicos y enfermeros, que en el caso de un paciente fallecido no se sienten cómodos acercándose a las familias para pedirles que aprueben la donación de órganos. Por otro lado, aunque hubiera una mayor oferta de donantes, sólo hay 250 hospitales registrados en la Organización Nacional de Trasplantes de Órganos y Tejidos de la India (NOTTO), lo que equivale a un centro por cada 4,3 millones de ciudadanos. En la India rural, estos hospitales son aún más escasos. A falta de inversión pública en el sector sanitario, son sobre todo las empresas privadas las que se benefician.