(SIC/InfoCatólica) En este sentido, comentó que se han ido perfilando en este panorama tres grandes cuestiones en cuanto a la fe, razón, destino, política y bien del hombre. Así, la primera de ellas es el de los Derechos Fundamentales de la persona humana. “Se ve –afirmó- este problema en toda su crudeza en la forma en la que es tratado el derecho a la vida, prácticamente en todas las legislaciones europeas”. “De un modo o de otro –prosiguió- el tratamiento del derecho a la vida pone en cuestión cómo se entiende ese adjetivo fundamental a la hora de aplicarlo al derecho”. Recordó, de esta manera, que se trata de un orden jurídico y ético anterior a toda actuación positiva del Estado.
En segundo lugar, citó el concepto de soberanía humana, que prescinde de la verdad del hombre, de la ética del hombre y de la sociedad.
En tercer término, expuso que la relación política y el bien común es una de las cuestiones de debate del siglo XX. “Sigue siendo –dijo- una cuestión complicada y compleja”. Más aún cuando uno se cuestiona qué es el hombre, qué es la sociedad o qué es el bien común.
Para tratar de responder a esta cuestión, consideró que “ya se gana mucho si se afirma que el bien del hombre es el bien de todos y si se afirma que la categoría del bien común es inseparable de la de los Derechos Fundamentales y de una concepción de lo político del Estado, consciente de sus límites”.
Lo que el Santo Padre ha reflejado en su encíclica, según destacó el cardenal, como luz, imperativo moral, cauce de vida, es la idea sobre la que se reflexionará en el XI Congreso Católicos y Vida Pública.
Finalmente leyó el telegrama del Papa enviado con motivo del encuentro, que coincide, además, con el centenario de la Asociación Católica de Propagandistas,y en el que el Santo Padre alienta a proponer que el Evangelio esté presente en la vida del hombre y a promover, cada vez más, las tareas de apostolado seglar para construir un mundo más justo y más solidario.
Saludo de Alfredo Dagnino
Por su parte, el presidente de la Fundación Universitaria CEU y de la Asociación Católica de Propagandistas, Alfredo Dagnino, participó ayer en la inauguración del XI Congreso Católicos y Vida Pública, que se celebra en Madrid hasta el domingo con el lema “La política, al servicio del bien común” y recordó lo que ha venido diciendo estos días previos al congreso: la importancia de la presencia de los católicos en la acción política
Exponiendo las grandes cuestiones que afectan a la sociedad de hoy, Dagnino quiso dejar constancia de que “la razón de ser de la política es la de aspirar al bien común” y destacó la importancia de la presencia de los políticos en la acción política. Señaló, además, que el orden social y su progreso deben subordinarse al bien común de las personas y fundarse en la verdad. “Los políticos –constató- necesitan hoy más que nunca dar testimonio y ejemplo de vida entregada al bien común, de valor y humildad”. “Sólo así –prosiguió- se podrán despertar los mejores sentimientos de nuestros compatriotas para que se pongan al servicio de nuestra nación, sobre todo, cuando se ve sometida a duras pruebas”.
Sin embargo, advirtió que velar por el bien común es una exigencia especialmente singular e indeclinable en el campo de la vida política y que “impregnar las realidades humanas con el espíritu del Evangelio es un deber moral de conciencia”.
Recordó que esta XI edición significa una continuidad en la inspiración fundacional de la Asociación y que, nacido de la vitalidad de la Iglesia, durante sus sucesivas ediciones se perseguido contribuir a la articulación del catolicismo social español y alentar apostólicamente a los católicos a despertar el espíritu católico español pero sin perder de vista la promoción de la unidad de acción en el seno de la Iglesia. “Sólo –afirmó- en la plena comunión eclesial, es posible dar testimonio completo del amor de Dios”.
Para Dagnino, la celebración de los diferentes congresos ha servido para “fortalecer y vertebrar el catolicismo social, además de ser expresión de pluralidad de las formas de vida de fe. También, comentó que en los congresos se ha analizado una realidad que parecía marginada y es la de la “presencia de la fe cristiana en la vida pública”. “Relegar la fe al ámbito exclusivamente privado socava la verdad del hombre e hipoteca el futuro de la sociedad”, aseguró.
A su juicio, han servido para expresar un “legítimo orgullo de pertenencia a la comunidad cristiana y poder vivir el cristianismo de una manera más visible”. Pidió, además, que se advierta desde la sociedad y desde la propia Iglesia que “las cosas están cambiando y que el catolicismo español está despertando de un largo letargo”.
Finalmente, inervino el director del Congreso, José Francisco Serrano, quien tras destacar que los que participan en el congreso “somos una gran familia”, explicó algunas cuestiones técnicas para un mejor desarrollo de la jornada.