(Aica/infoCatólica) El jubileo se prolongará por un año hasta el día del Domund (Jornada de la Misiones) del próximo año, el 20 de octubre de 2024 acompañado del lema «Sembradores de esperanza», con el objetivo de «renovar el espíritu misionero y recordar que las dificultades y el dolor del martirio pueden solventarse con sentido de fe, con diálogo y perdón, con ejemplaridad, sin caer en odios ni violencias», destacan desde los Agustinos Recoletos.
Durante estos meses se irán celebrando diversos actos y cada semana en la web y en las redes sociales de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de la Orden, se publicará un artículo sobre los protagonistas de la historia de esta misión y sobre temas relacionados con ella.
En el inicio de las celebraciones de este centenario se recordará esta historia que aúna la ejemplaridad de unos pocos misioneros con el ímpetu de mujeres y hombres que viven su fe aun en medio de enormes dificultades y de intensas presiones ideológicas.
En Shangqiu, Henan, China, propios y extraños visitan hoy una hermosa catedral. Después del budismo y el taoísmo, el catolicismo es la tercera religión, algo nada común en un país donde solo el 9% de la gente practica una religión.
Esta heroica página de la historia de las misiones católicas y de los Agustinos Recoletos comenzó en 1924, cuando solo 700 de los 2,5 millones de habitantes de la prefectura eran católicos. Durante los siguientes 30 años fueron enviados 26 misioneros y seis monjas desde España y Filipinas. Con su palabra y ejemplo hasta 10.000 personas abrazaron la fe, y las vocaciones locales sumaron 22 religiosas y 17 religiosos chinos.
Durante estos años, señalan los Agustinos, el Evangelio fue bien acogido por su mensaje de amor en una sociedad muy castigada por la miseria y la violencia. Aunque sufrieron el azote de las guerras y la persecución, los misioneros sembraron a su alrededor esperanza, paz y seguridad, sobre todo con quienes más sufrían, como las niñas y los enfermos. Dos de ellos, Mariano Gazpio y Esperanza Ayerbe, están en proceso de canonización.
En 1952 los religiosos españoles son expulsados, y cinco recoletos y un seminarista chino murieron en campos de trabajos forzados. Los que sobrevivieron lograron desde 1989 retomaron la misión, en la que la tarea de los laicos y, especialmente, de las mujeres, ha sido clave en este mantenimiento de la fe y de la comunidad.